Le Figaro Marsella
“¡Ludovine, sal de aquí, Marsella no te quiere!”, se escuchó este jueves por la tarde frente al campus de Biaggi en Marsella. La entrada a este conjunto de edificios que albergan varios centros de enseñanza superior, habitualmente conocido por su tranquilidad, fue fuertemente perturbada por un centenar de manifestantes que acudieron para expresar su hostilidad a la celebración de una conferencia sobre el wokismo.
El evento, titulado “El wokismo: un peligro para la familia” y presentado por Ludovine de La Rochère, ya había encontrado una fuerte oposición de la izquierda marsellesa. Varios cargos electos, entre ellos dos tenientes de alcalde de Marsella, se opusieron públicamente a la celebración de esta conferencia encabezada por el presidente de la Unión de Familias (antiguamente La Manif pour tous). También se compartió en línea un llamado a manifestarse durante un “comité festivo” para “dar la bienvenida” a los participantes en esta conferencia.
“Ella es la creadora de La Manif pour tous, una organización que luchó contra los derechos de los homosexuales y las personas trans. No es normal que la gente siga protestando contra los derechos de los seres humanos”, sostiene Maxime, que llegó a gritar su oposición a Ludovine de La Rochère. “Estamos aquí para decir que Marsella es una ciudad diversa, cosmopolita y opuesta a la Unión Familiar. Los movimientos reaccionarios no tienen cabida aquí”, explica a Le Figaro Sophie Roques, teniente de alcalde de Marsella encargada del estado civil, que entonces encabezaba la procesión.
Detrás, se montó una verdadera fanfarria para “dar la bienvenida” a los participantes que simplemente habían venido a escuchar la conferencia. Pancartas con el lema “Respuesta feminista”, “Ludovine, no nos agradas. Firmado: sindicatos, familias y todos los demás (sic)” fueron entronizados frente a los manifestantes, que no dudaron en rociar confeti, harina y hasta cerveza a cualquiera que se atreviera a ingresar al campus. “Tenemos que mantener un lado festivo”, sonríe Maxime.
Conscientes del hecho, que no fue declarado oficialmente, las autoridades tenían alineados a varios policías con equipo antidisturbios para evitar cualquier exceso. Según nuestra información, un agente de policía resultó levemente herido en la cara por los gases lacrimógenos. Afortunadamente, la manifestación terminó pacíficamente y los participantes fueron cordialmente invitados a abandonar el lugar después de algunas horas de cantar y arrojar harina.
“Sólo buscan una cosa: la provocación”, subraya Ludovine de La Rochère a Le Figaro, entrevistada poco antes del inicio de su conferencia y mientras los gritos de los manifestantes resonaban a través de las ventanas del local que acoge el evento. “Están metidos en la violencia, el odio y los insultos, mientras intentan hacer creer a la gente que proviene de nosotros. Para ellos, no tenemos derecho a la libertad de expresión. Son típicos de la cultura de la cancelación”, dice a modo de condena.
En la sala, finalmente cerca de 80 personas se sentaron a escuchar atentamente la presentación del presidente de la Unión Familiar. Se volvía así al fenómeno del wokismo, a sus características y a sus “derivaciones respecto de la familia tradicional”. “Apoyo firmemente a la familia tradicional, debemos demostrar que no tenemos miedo y que podemos responsabilizarnos de nosotros mismos”, afirma un participante que desea permanecer en el anonimato. “No sabía que se iba a realizar una conferencia aquí. Toda esta oposición me hizo querer ir allí”, explica un estudiante. “Básicamente, no tenía planeado venir. Pero debemos defender la libertad de expresarnos, es importante”, argumentan Théo y Jacques.
“Existe una conciencia cada vez mayor sobre la existencia del wokismo. Se multiplican las asociaciones e iniciativas contra este movimiento. Estoy convencida de que, como toda ideología, esta ideología se derrumbará”, explicó Ludovine de La Rochère durante su presentación, que finalizó con un estruendoso aplauso.
“Ya he encontrado oposición en Toulouse, Brest o Nantes. Los opositores ya han entrado a las salas de conferencias: siempre les hemos dado el micrófono para que los escuchen y siempre ha ido muy bien. Esta gente tiene prejuicios sobre lo que pensamos”, explicó a Le Figaro, criticando a los cargos electos de la mayoría municipal que condenaron su llegada. “Usaron la audiencia que les brinda su estatus para transmitir estos llamados a manifestarse. En realidad, ellos mismos son actores de discriminación y obviamente cómplices del activismo del despertar”, concluye.