El calentamiento global vuelve a penalizar al Canal de Panamá. El estrés hídrico obliga a las autoridades del canal a imponer nuevamente restricciones a la navegación en esta ruta marítima que conecta los océanos Atlántico y Pacífico. Anunciaron el martes limitaciones de calado, es decir, la altura de la parte sumergida de un barco que varía según la carga que lleve. Esta medida se pone en marcha debido al descenso del nivel de los lagos que abastecen de agua al canal, informa la agencia Reuters. La decisión, que entrará en vigor el miércoles, significa que los portacontenedores más grandes, denominados «neo-panamax», ahora deben respetar una profundidad máxima de 47,5 pies frente a los 50 anteriores. Esto obliga a los propietarios a reducir el peso de sus barcos transportando menos mercancías.
“Estas nuevas medidas se deben a las recientes condiciones de sequía”, dijeron las autoridades del canal, que se encuentra en una de las regiones más lluviosas del mundo. Debido al aumento de las temperaturas, las precipitaciones siguen siendo inestables y la mayor tasa de evaporación seca los lagos cercanos. Esta es la quinta vez desde principios de año que se implementa un ajuste de este tipo en este crucial pasaje por el que pasa aproximadamente el 3,5% del comercio marítimo mundial.
La batalla contra la falta de agua no es nueva en Panamá. La compleja infraestructura del canal consume mucha agua dulce, a diferencia, por ejemplo, del Canal de Suez, que está lleno de agua de mar y cuyo flujo está definido de facto por las mareas. Todos los días, los pasos de las esclusas provocan una pérdida de varios miles de millones de metros cúbicos de agua dulce, que luego se vierten en el mar.
Ante la crisis climática que amenaza la viabilidad de las vías navegables y el comercio mundial a su paso, las autoridades no han tenido más remedio que desplegar un arsenal de medidas desde hace varios años. En 2019, un año particularmente seco, cuando la cuenca sufrió un déficit de precipitaciones del 20% en comparación con el promedio de precipitaciones de setenta años, la administración del canal se vio obligada a restringir el tráfico de 32 a 27 pasos diarios. Sin embargo, esto no obstaculizó el récord de facturación ese mismo año, cuatro años después de gigantescas obras de ampliación de vías que permitieron el paso de contenedores de mayor tamaño.
En 2020, el encargado del canal, Ricaurte Vásquez, implementó un recargo destinado a compensar la escasez de agua por sequías reiteradas. Las embarcaciones de más de 38,1 metros de eslora y 27,7 metros de manga han tenido que pagar desde entonces un precio fijo además de 10.000 dólares. Las restricciones de navegación son temporales y se levantarán cuando comience la temporada de lluvias en mayo.