“Abuso Institucional”. No ha dejado de hablarse de la expresión utilizada por el informe de la Inspección General de Asuntos Sociales (IGAS), publicado este martes. El gobierno había encargado el IGAS el pasado mes de junio tras la muerte de un niño de 11 meses, que había ingerido un producto dado por un empleado de una guardería privada. “Si el informe muestra que el sistema funciona, en general, bueno, se deben dar respuestas en lugares particulares donde la situación es difícil y tensa”, reaccionó este miércoles por la mañana Olivier Véran, portavoz del gobierno en France 2.

Para remediarlo, anunció la creación de “200.000 plazas de guardería adicionales para alojar a los más pequeños en buenas condiciones”. «Este proyecto ha comenzado», dijo. El portavoz del Gobierno también celebró el éxito de la encuesta nacional IGAS con “50.000 respuestas”. Los inspectores visitaron 36 establecimientos públicos y privados de toda Francia y distribuyeron un cuestionario al que respondieron 5.275 directores, 12.545 empleados de guarderías y 27.671 padres.

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Muchos de los adultos entrevistados describieron así situaciones próximas al abuso, señalan los autores, evocando a los niños olvidados en el baño, privados de la siesta por falta de camas en número suficiente, o por el contrario dejados llorando hasta que se duermen. Otros testimonios mencionan a niños a los que no se les da nada de beber, “así cambiamos menos los pañales”, a los que se les deja demasiado tiempo en los pañales sucios, a los que se les humilla o insulta (“rechinas por nada”, “hueles mal”). …), que son alimentados a la fuerza pellizcándoles la nariz para que abran la boca, o incluso maltratados físicamente tirándoles del pelo o atándolos a un radiador.