Esta es una situación omnipresente para una de las principales potencias agrícolas del mundo. A partir del 25 de abril, Francia ya no podrá exportar su producción de cereales fuera de Europa. En esta fecha, el uso de fosfina, un insecticida, estará prohibido en Francia para tratar cargamentos de cereales en las bodegas de los barcos. Sin embargo, la fumigación de este producto, utilizado en pastillas, es obligatoria en muchos países clientes de Francia, empezando por el norte de África, para poder descargar la mercancía.
Ayuda a prevenir la propagación de insectos de un país a otro. Sin este, no hay tramitación del certificado a la llegada al puerto. Y es probable que los granos regresen al remitente… Como resultado, se trata de 11,5 millones de toneladas de cereales, según L’Opinion, que investigó detrás de escena del asunto. Los productores de cereales están contra el viento. “Estos países tendrán una necesidad crítica de alimentos”, reaccionó el domingo en Sud Radio Éric Thirouin, presidente de los productores franceses de trigo y cereales, que teme el riesgo de disturbios. “En el mejor de los casos, si se me permite decirlo, será Rusia, que es el primer exportador mundial, quien los abastecerá”.
La decisión data de finales de octubre de 2022. Fue tomada por la Agencia Nacional de Seguridad Alimentaria de Francia (Anses) que renovó la autorización de comercialización del producto excepto para “contacto directo con cereales”. Si se inhala en grandes dosis, este gas de fosfuro de aluminio puede causar trastornos neurológicos o respiratorios.
Sin embargo, esta decisión de ANSES es específica de Francia, ya que la autorización para usar fosfina se ha renovado en los últimos meses en la mayoría de los países europeos vecinos. “Es una situación absurda a pesar de que el uso de este insecticida está incluido en las especificaciones de los países a los que Francia vende sus cereales, lamenta Guillaume Kasbarian, diputado del Renacimiento, presidente del Comité de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional, que se puso en contacto con ANSES en este tema. Esto también genera dudas sobre la capacidad de ANSES para tomar una decisión de esta importancia sin consultar al gobierno y sin tener en cuenta el contexto europeo».
Pareciera, de hecho, que el gobierno y la ANSES difieren en este tema, los Ministerios de Agricultura y de Relaciones Exteriores abogan por la aplicación del reglamento europeo, que autoriza el uso de la fosfina. En L’Opinión, ANSES atribuye la responsabilidad al principal fabricante de fosfina, la holandesa UPL Holdings, que supuestamente no le envió el expediente completo porque ella misma habría renunciado a la aprobación del producto… el fabricante niega. En el Ministerio de Agricultura y en la ANSES no había nadie disponible el lunes 10 de abril para responder a Le Figaro.
“Sería un freno a la exportación de un sector estratégico para Francia”, insiste el diputado que recuerda que está autorizada la importación a Francia de cereales que han sido tratados por fumigación con fosfina. No podemos dejar a los productores de cereales sin una solución”. Para eludir esta prohibición, algunos industriales podrían verse tentados a trasladarse a puertos europeos como Génova o Amberes para embarcar sus cereales. Esto representaría un costo adicional y un mayor impacto de carbono, lamenta alguien cercano al archivo. Se podría organizar una nueva audiencia en el Comité de Asuntos Económicos de la Asamblea en las próximas semanas. Los granjeros piden al gobierno que «tome el tema».
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