Le Fígaro Lyon

Los cubis estaban etiquetados con un productor de ponche, pero uno en realidad contenía cocaína y un producto para cortar en forma líquida. Es esta mezcla la que bebió el agente de la SNCF, de 41 años, que murió en el proceso el lunes en la estación de Saint-Étienne Chateaucreux. El fiscal, David Charmatz, anunció este jueves en un comunicado de prensa que la autopsia había revelado muerte por intoxicación o sobredosis. “Estos elementos llevaron a la fiscalía a modificar el marco de la investigación, ahora encomendada al Servicio de Policía Judicial de Saint-Étienne, por los cargos de homicidio y tráfico de drogas”, precisa.

Son alrededor de las 18.00 horas del lunes 3 de abril en la estación de Saint-Étienne cuando un viajero entrega una maleta olvidada a la policía ferroviaria, que se la entrega a un equipo de agentes de la SNCF. En el interior se encuentran los dos “bags in box” de 1,5 litros. Parecen nuevos y están etiquetados con un productor de ponche. Los cuatro compañeros “que en lugar de colocar estos productos en objetos encontrados decidieron consumirlos”, indica la fiscalía, se reúnen a las 19 horas en su local y utilizan gafas. El primero en vaciar el suyo, un padre de 41 años, rápidamente se da cuenta de que no es ron. Inmediatamente escupe el líquido y les dice a sus colegas que no lo toquen. Acto seguido, cuando regresaba al andén B de la estación, «llamó a sus compañeros para pedir ayuda y se sintió mal, lo que le provocó la muerte a pesar de su intervención y la de los bomberos», explica la fiscalía.

Se deben realizar análisis médico-legales adicionales, en particular sobre toxicología. Los resultados se conocerán la próxima semana. Por su parte, la policía científica con sede en Écully, en la región de Lyon, pudo establecer que solo uno de los cubis contenía cocaína. La otra sustancia dentro de esta bolsa era levamisol, «un producto para el control de plagas en la lista II de sustancias venenosas, usado regularmente como producto de corte por los traficantes de cocaína», según la fiscalía. Otro de los cuatro agentes tuvo que ser hospitalizado cuando se limitó a mojar los labios en su bebida para comprobar las declaraciones de su colega. Le habían anestesiado la boca pero pudo salir sin secuelas del CHU