Rayo para el último día del 53º congreso de la CGT. Al final de una semana tumultuosa, Sophie Binet, la líder del sindicato de ejecutivos (Ugict-CGT), fue elegida secretaria general de la organización, convirtiéndose así en la primera mujer en ocupar este cargo en 128 años de existencia. Fruto de una larga noche de debate del Comité Nacional Confederal (CCN), asamblea formada por números uno o representantes de federaciones y sindicatos locales, y responsable de elegir, entre otras cosas, al líder de la planta de Montreuil.

Desde hace más de ocho horas de la noche de jueves a viernes, efectivamente, las lanzaderas no han cesado entre las dos principales organizaciones rectoras de la CGT, la CNN por tanto y el comité ejecutivo confederal (CEC), que propone a los candidatos. Una primera propuesta para elegir a Marie Buisson, la candidata favorita de la gestión anterior, fue así rechazada por dos votos alrededor de las seis de la mañana.

Su principal competidora, Céline Verzeletti, llevada por una corriente más radical dentro del sindicato, también probó suerte, sin éxito. Los partidarios de Marie Buisson se niegan categóricamente a verla asumir el cargo. Ante este impasse, las autoridades han decidido, por tanto, recurrir a Sophie Binet a pesar de que su condición de ejecutiva no es muy compatible a primera vista con la imagen de la CGT.

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Aunque ha sido capaz de encarnar un perfil unificador dentro del sindicato, será necesaria mucha diplomacia y determinación para que Sophie Binet logre imponerse frente a las poderosas federaciones. Pero antes, se espera al nuevo número uno sobre la reforma de las pensiones. La intersindicale debe ser recibida a principios de semana por el presidente del Gobierno y todos los demás miembros se preguntan cuál será la nueva posición de la CGT sobre el tema.