El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, inició el lunes 29 de enero una serie de conversaciones en Washington centradas en la continuación de la ayuda militar estadounidense a Ucrania frente a Rusia. Fue recibido por la mañana por el jefe del Pentágono, Lloyd Austin, antes de reunirse por la tarde con el jefe de la diplomacia, Antony Blinken, así como con el asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan.

Se espera que el martes se reúna en el Congreso con funcionarios republicanos y demócratas que están negociando un acuerdo sobre un nuevo presupuesto para Ucrania. Después de entregar decenas de miles de millones de dólares en armas a Kiev desde el inicio de la guerra, la administración de Joe Biden agotó sus fondos a finales de 2023.

El presidente ha pedido al Congreso que apruebe unos 61.000 millones de dólares más, pero las negociaciones con los republicanos se han estancado. Bajo la presión de la derecha, el nuevo paquete de ayuda militar se está negociando en paralelo con medidas relativas a la inmigración, en un momento en que el número de inmigrantes que cruzan la frontera con México está alcanzando niveles récord.

El acuerdo que se está negociando actualmente en el Congreso “es en realidad un buen acuerdo, porque al utilizar una fracción del presupuesto militar estadounidense, logramos dañar y destruir significativamente al ejército ruso”, dijo Jens Stoltenberg en Fox News Sunday, y agregó: “ así que tenemos que seguir adelante”.

El otro tema de discusión se refiere a la adhesión de Suecia a la OTAN, mientras que sólo un miembro de la Alianza, Hungría, queda por ratificar esta adhesión tras la luz verde dada por Turquía la semana pasada.

A cambio de la ratificación turca, el gobierno estadounidense aprobó el viernes por la noche la venta de aviones de combate F-16 a Turquía por un importe de 23 mil millones de dólares. Al mismo tiempo, Washington aprobó la venta a Grecia de 40 aviones F-35 por un importe de 8 mil millones de dólares. Tanto Atenas como Ankara son miembros de la OTAN.