«Respuestas diferenciadas» según la presunta procedencia de los solicitantes, o incluso «ninguna respuesta»: la Fundación Abbé Pierre alerta del incumplimiento del derecho a la información y la discriminación étnico-racial en las viviendas sociales, en un estudio publicado el martes.
Para determinar si los mostradores de registro dedicados a las solicitudes de vivienda social son discriminatorios, la Fundación Abbé Pierre participó en un experimento. Deux candidates, dont les prénoms et noms suggèrent «pour l’une une origine française et pour l’autre une origine d’Afrique de l’Ouest», ont adressé des courriels à 1.875 bailleurs, soit près des deux tiers des guichets officiels en Francia.
Surgen dos observaciones: por un lado, solo la mitad de los contadores responden a las solicitudes de falsos candidatos, «lo que genera interrogantes sobre el acceso a la información en el servicio público y, por lo tanto, sobre su calidad», estima Pauline Portefaix, encargada de estudios dentro la Fundación. En cambio, sólo cerca de una cuarta parte de los contadores (24,2%) “responde positivamente y de forma similar a las solicitudes de información de los dos candidatos”. Entre los contadores que brindan respuestas a los dos candidatos, «el 23,5% formula respuestas diferenciadas a solicitudes equivalentes»: una parte «dirige a los dos candidatos de manera diferente, en detrimento del que se presume de origen africano», otros » acompañar más intensamente al presunto candidato de origen francés” y unos pocos “añaden información desmotivadora para el presunto candidato de origen africano únicamente”.
«Ciertamente, el fenómeno no es masivo», templa la Sra. Portefaix. “Estas discriminaciones son minoritarias respecto a las que se observan en el sector privado, pero no obstante son significativas”, insiste. El estudio, realizado a petición de la Fundación por los investigadores en economía Sylvain Chareyron y Yannick L’Horty, muestra que esta «discriminación es más evidente en los municipios más favorecidos por su composición social y su situación económica» y «contribuye indirectamente al desarrollo socio -segregación espacial de los barrios”, añade Pauline Portefaix. De ahí la necesidad de “formar y sensibilizar” a los actores del sector, recomienda. Según cifras del gobierno, en Francia se cotizan 4,7 millones de viviendas sociales, para 10 millones de inquilinos.