El Tribunal Superior de Quebec condenó este viernes al Gobierno de Quebec a pagar más de 219 millones de euros por haber «expropiado ilegalmente y sin una compensación justa» a los propietarios de licencias de taxi en beneficio del gigante Uber.
Esta sentencia surge de una demanda colectiva interpuesta por más de 6.000 antiguos titulares de licencias de taxi después de que Quebec concluyera un proyecto piloto con la multinacional Uber en septiembre de 2016, cuando esta última se negó a respetar las leyes quebequenses sobre las licencias profesionales concedidas a los conductores.
Por tanto, se reclaman cerca de 144 millones en concepto de indemnización por expropiación, a los que se suman intereses e indemnizaciones adicionales calculadas a partir de septiembre de 2016 (27.000 dólares diarios), lo que eleva el total a más de 219 millones.
Para el Tribunal, la autorización de este proyecto piloto con Uber fue el primer paso del proceso de expropiación que desembocó en la abolición total del sistema de permisos de taxi en octubre de 2019 en beneficio de la multinacional.
A su juicio, la jueza Silvana Conte concluye que las licencias de taxi representaban un activo financiero importante para sus titulares, que a menudo han trabajado toda su vida, un activo que el gobierno eliminó al abolir el sistema de permisos.
Al poner fin al mercado de permisos para propietarios de taxis, Quebec también puso fin al estatuto de estos permisos, que hasta entonces se consideraban bienes de capital que podían ser cedidos, transferidos y vendidos.
Luego, el gobierno estableció varios programas de compensación destinados a los propietarios de licencias de taxi.
La primera tuvo lugar tras la adopción del proyecto piloto con Uber. El Gobierno destinó entonces una dotación de 250 millones para compensar la pérdida de valor de los permisos tras la llegada de la multinacional.
Un segundo programa de compensación vio la luz en 2019, tras la aprobación de la ley que suprimió las licencias de taxi. Este programa se basó en el precio de adquisición de los permisos.
« Ceux qui ont payé 10 000 $ dans les années 1970 pour leur permis, ils n’ont pas été indemnisés de manière juste par le gouvernement, alors que quelqu’un qui l’a acheté en 2013 va avoir reçu 200 000 $, dit -Él. [Las personas que declararon] casi todos dijeron que tuvo un impacto en su jubilación, porque se habían preparado para vivir de los ingresos de esta licencia cuando se jubilaran, pero perdieron este activo. »
Las indemnizaciones ya concedidas a los ex conductores, sumadas al importe de la última sentencia, representarían más de mil millones de dinero público.
“El gobierno tomó la decisión política de no compensar plenamente a estas personas y la realidad es que esta decisión costó a los ciudadanos de Quebec decenas de millones de dólares”, añade Charest-Beaudry.
La acción colectiva pedía inicialmente 310 millones, que corresponden al valor de los permisos de taxi cuando Uber llegó en 2014. Sin embargo, la sentencia optó por detenerse en 2016 para medir el importe reclamado y pedir a Quebec 144 millones.
Aún está en curso una demanda colectiva contra Uber por la pérdida de ingresos provocada. Charest-Beaudry espera poder reclamar a la multinacional la diferencia de 25 millones.