(Ginebra) Los niños del África subsahariana son portadores de bacterias multirresistentes a los antibióticos en proporciones que se han vuelto muy preocupantes, en particular debido al uso abusivo de estos medicamentos, según dos estudios de los Hospitales Universitarios de Ginebra (HUG) y la Universidad de Ginebra (UNIGE).
«Hemos observado una elevada proporción de bacterias resistentes a los antibióticos, en particular las que se encuentran en la sangre de pacientes jóvenes», subraya la doctora Noémie Wagner, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas del HUG, citada en un comunicado.
El primer estudio tuvo como objetivo evaluar la proporción de enterobacterias resistentes a los antibióticos en niños del África subsahariana durante las infecciones.
Estas bacterias, que se encuentran con mucha frecuencia en infecciones graves, son conocidas por su capacidad para desarrollar resistencia a los antibióticos. Están en el tracto digestivo.
El segundo estudio buscó estimar la prevalencia del número de niños colonizados por enterobacterias resistentes a las cefalosporinas, un antibiótico de tercera generación.
Ambos estudios se basaron en una revisión sistemática de estudios existentes y un metanálisis de los datos que contienen.
En cuanto a las cefalosporinas de amplio espectro, casi un tercio de los niños estudiados son portadores de enterobacterias resistentes.
“Sin embargo, a menudo no hay otras opciones terapéuticas disponibles en esta región en caso de fracaso”, subraya la profesora Annick Galetto-Lacour, del Departamento de Pediatría, Ginecología y Obstetricia de la Facultad de Medicina de la UNIGE.
“Sin embargo, en el África subsahariana, entre el 83% y el 100% de los niños hospitalizados son tratados con antibióticos”, destaca el comunicado. Y además, casi el 54% de los niños que ingresaron al hospital sin ser portadores de enterobacterias resistentes salieron positivos a estas bacterias.
Para reducir la resistencia a los antibióticos es necesario “fortalecer todas las medidas encaminadas a un uso adecuado de los antibióticos y, por otro lado, limitar la transmisión de infecciones mediante medidas de higiene”, señala el Dr. Wagner.
Recomienda promover el acceso a exámenes adicionales para evitar recurrir sistemáticamente a los antibióticos.
Pero estos exámenes tienen un costo y no siempre están disponibles.
Sin embargo, en el África subsahariana, como las infecciones bacterianas son la principal causa de muerte, “los niños son muy frecuentemente tratados con antibióticos al ingresar al hospital, incluso en ausencia de pruebas sólidas que permitan sospechar una infección bacteriana”, señala el Dr. Wagner.
La ONG Médicos sin Fronteras ha desarrollado un minilaboratorio de bacteriología clínica, autónomo, transportable y de coste asequible, que podría ayudar a orientar mejor el uso de antibióticos.
Las bacterias más comunes son E. coli y Klebsiella spp y la proporción de resistencia a los antibióticos administrados en primera o segunda línea es “muy alta”.
Para E. coli alcanzaron el 92,5% para ampicilina y el 42,7% para gentamicina.
Las cepas de Klebsiella spp, aún resistentes a la ampicilina, presentaron proporciones de resistencia del 77,6% a la gentamicina, destaca la nota de prensa.
Las enterobacterias analizadas también mostraron altas proporciones de resistencia a las cefalosporinas de tercera generación, que representan la segunda línea de tratamiento para la sepsis infantil, con respectivamente el 40,6% de E. coli y el 84,9% de las muestras de Klebsiella spp resistentes.