(París) Grandes incendios de vegetación asolaron durante el mes de junio las regiones árticas, especialmente en Rusia, que registraron algunas de las mayores emisiones de CO2 de los últimos 20 años, informó el jueves el servicio europeo Copernicus.

“A partir de junio, las emisiones de CO2 procedentes de los incendios (en el Ártico) ya ocupan el tercer lugar en las últimas dos décadas, después de las importantes temporadas de incendios de 2019 y 2020”, afirma un boletín de Copernicus, cuyo sistema de seguimiento atmosférico del Servicio analiza los incendios de vegetación que pueden ser detectado por satélite.

Según sus datos registrados hasta el 26 de junio, el mes en curso ya acumula la emisión de 6,8 millones de toneladas de CO2, frente a las 16,3 de junio de 2020 y las 13,8 de 2019.

La zona de actividad de incendios más intensa actualmente se encuentra en la república rusa de Sajá, en el noreste del país, que ya sufrió daños importantes en 2021, subraya Copernicus.

“El Ártico es el epicentro del cambio climático y los crecientes incendios forestales en Siberia son una clara advertencia de que este sistema crítico se está acercando a peligrosos puntos de inflexión”, comentó Gail Whiteman, profesora de la Universidad de Exeter y fundadora del grupo de expertos Arctic Basecamp, citado en el boletín.

«Lo que sucede en el Ártico no se queda allí; los cambios allí amplifican los riesgos globales para todos nosotros», advierte.

El Ártico se ve afectado por un fenómeno llamado “amplificación ártica”, que hace que esta región se caliente más rápido que las latitudes medias, cuatro veces más que el promedio mundial según un estudio de referencia.

Los incendios emiten gases de efecto invernadero y destruyen los sumideros naturales de carbono, pero también degradan la calidad del aire. Las partículas transportadas en el aire también pueden, por ejemplo, depositarse en el hielo y reducir su capacidad para reflejar la radiación solar.