Vladimir Putin indicó este lunes por la tarde que el atentado cerca de Moscú, que dejó al menos 139 muertos el viernes por la tarde en una sala de conciertos, había sido cometido por “islamistas radicales”. Añadió que los atacantes huían a Ucrania y quiere saber “por qué”.

“Sabemos quién cometió esta atrocidad contra Rusia y su pueblo. Lo que nos interesa es el patrocinador”, explicó. “Es importante responder a la pregunta de por qué los terroristas, después de su crimen, intentaron partir hacia Ucrania. ¿Quién los esperaba allí? Quienes apoyan al régimen de Kiev no quieren ser cómplices del terrorismo ni partidarios del terrorismo, pero surgen muchas preguntas”, afirmó el presidente ruso.

“Inmediatamente uno se pregunta ¿quién se beneficia de esto? Esta atrocidad puede ser un nuevo episodio de una serie de intentos de quienes desde 2014 luchan contra nuestro país a través del régimen neonazi de Kiev”, dijo. “Y los nazis, como es bien sabido, nunca desdeñaron utilizar los métodos más sucios e inhumanos para lograr sus objetivos”, afirmó.

Este fin de semana, Vladimir Putin y sus poderosos servicios de seguridad, el FSB, tampoco mencionaron ninguna implicación yihadista, en alusión a una pista ucraniana negada enérgicamente por Kiev y Occidente.

Tres días después de la tragedia, muchas preguntas siguen sin respuesta, en particular sobre la identidad y las motivaciones de los cuatro principales sospechosos. Estos últimos, al menos uno de los cuales es originario de Tayikistán, en Asia Central, ya se encuentran en prisión preventiva hasta el 22 de mayo. Se enfrentan a cadena perpetua.

Tras breves audiencias, otros tres sospechosos quedaron bajo custodia el lunes hasta la misma fecha. Según la agencia de noticias Ria Novosti, se trata de un padre y dos de sus hijos, uno de los cuales, nacido en Tayikistán, tiene nacionalidad rusa. Las autoridades rusas anunciaron el sábado que habían arrestado a un total de once personas y no confirmaron de inmediato que estos tres sospechosos estuvieran entre ellos.