Un hombre de 30 años fue acusado y encarcelado el viernes 28 de julio en Bélgica después de confesar el asesinato de su madre, cuyo cuerpo fue encontrado desmembrado, arrojado a un canal lateral del Mosa cerca de Lieja, dijo la oficina del fiscal de la ciudad valona.
Tras el hallazgo el martes de los dos brazos y las dos piernas en una nevera, también se encontraron el tronco y la cabeza de la víctima, en otro contenedor del que también se deshizo el sospechoso en el agua. El baúl tenía un tatuaje, elemento que probablemente facilitaría la identificación de la víctima, explicó a la AFP Catherine Collignon, portavoz de la fiscalía.
Se trata de un septuagenario cuyo hijo, nacido en 1988, fue detenido el jueves a las 4 de la mañana en un hotel cercano al aeropuerto de Bruselas-Zaventem. Este último estaba a punto de tomar un avión a Corea del Sur, dijo Catherine Collignon. Escuchado por la policía antes de ser presentado ante un juez de instrucción el viernes, «confesó», agregó la portavoz. El juez lo colocó en prisión preventiva después de la acusación.
Según los primeros elementos, la madre y el hijo discutían regularmente desde que él volvió a vivir con ella tras la pandemia del Covid. La tragedia ocurrió en Seraing, cerca de Lieja, donde la víctima vivía con sus dos hijos y su nieta, según informó la prensa local. Entre los elementos clave que guiaron a los investigadores, el propio sospechoso habría confiado su gesto a un familiar. Este último a su vez habría mencionado esta confesión a una persona que decidió hablar con la policía.