Le Figaro Burdeos

El ranking cayó como un helicóptero el mes pasado: la metrópoli de Burdeos sería ahora la segunda aglomeración más congestionada de Francia, por detrás de París. A pesar del auge del transporte público y la bicicleta, este lugar en el podio revela que el tráfico de automóviles sigue siendo problemático en las cercanías de Burdeos. Una de las consecuencias más visibles es la congestión regular de la circunvalación, que la metrópoli pretende combatir.

Si bien las obras de creación de carriles de 2×3 en la circunvalación, financiadas por el Estado y la metrópoli, deberían finalizar próximamente, los atascos de la serpiente marina de Burdeos aún están lejos de resolverse. “Todos los girondinos están preocupados hoy, no solo los residentes metropolitanos”, lamenta Alain Anziani, alcalde de Mérignac y presidente de Bordeaux Métropole, citando a quienes trabajan en la aglomeración, vienen allí para recibir tratamiento o tienen que cruzarla para viajes más largos. La metrópoli teniendo como voluntad «ser solidaria con todos estos girondinos», pide al Estado nuevos desarrollos viales, para reconducir los vehículos pesados.

“La carretera de circunvalación combina diferentes tipos de tráfico”, explica Alain Anziani el martes. Además del tráfico local y el tráfico de intercambio, es en particular el tráfico de tránsito internacional el que está en la mira del socialista electo. De los 120.000 a 240.000 vehículos que circulan diariamente por la circunvalación, estima que en torno al 15% son vehículos pesados, una media de 26.000 vehículos diarios. Además de que ocupan mucho más espacio que un automóvil, «la mitad de estos vehículos pesados ​​no tienen actividad local», sostiene el funcionario electo.

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El objetivo declarado del funcionario electo es «responder al hartazgo de la gente», mediante la reducción del número de camiones. “Sobre la regulación de los vehículos pesados, lo hemos intentado todo”, lamenta Alain Anziani, que quería la modulación del peaje para estos vehículos a partir de febrero de 2023. Una medida aplazada sine die. “Los transportistas han dado un paso al frente y el Estado nos dijo que no era una buena solución”, especifica el socialista, por lo que está a la espera de nuevos desarrollos.

Entre las vías contempladas, la creación de una barra de autopista entre la A62 y la A89, con el fin de desviar el tráfico desde España hacia el este. Es el regreso de un proyecto de “gran circunvalación”, pero del que aún no dice su nombre. Una petición que ya puso sobre la mesa en 2016 Alain Juppé, exalcalde de Burdeos. “Necesitamos una conexión entre el sur y el noreste que no pase por Burdeos”, insiste hoy Alain Anziani, sin avanzar en tal o cual propuesta concreta, dejando que el Estado decida. El representante electo, sin embargo, cita los ejemplos de las metrópolis de Estrasburgo y Rouen, la primera que ha instalado una gran circunvalación y la otra está en proceso de hacerlo. Dos proyectos muy disputados, en particular por los ecologistas locales, por la destrucción de espacios naturales o agrícolas para instalar estas nuevas carreteras periurbanas.

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En la metrópoli de Burdeos, los ecologistas no son una excepción. Clément Rossignol Puech, alcalde de Bègles y vicepresidente tercero de Bordeaux Métropole encargado de la movilidad alternativa, cree que «la respuesta a la saturación de la circunvalación no está en el enésimo retorno de la gran autopista de circunvalación de Burdeos (aún más camiones en los territorios circundantes, la contaminación, la artificialización), sino en el transporte de mercancías por ferrocarril y en el carpooling».

A principios de marzo, los ecologistas de la Gironda también se opusieron a la idea de una gran carretera de circunvalación que uniera Langon y Mussidan. Para ellos, “este viejo proyecto, que pretende crear una carretera adicional mediante la artificialización de miles de hectáreas en el sureste de Gironda, refleja una visión arcaica de la política de ordenación del territorio”. El alcalde de Langon también se opone a este desarrollo que sobrecargaría su municipio. Aunque ecologistas y socialistas están aliados con Bordeaux Métropole, Alain Anziani quiere ser equilibrado, juzgando que «todo proyecto hoy es objeto de disputa, de un lado como del otro».