El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, presentó el lunes 5 de junio un nuevo plan para combatir la deforestación ilegal en la Amazonía, una de las prioridades de su gobierno desde que volvió al poder. «Brasil, en particular gracias a la selva amazónica, tiene una gran importancia en el equilibrio climático del planeta (…) prevenir la deforestación de la Amazonía también ayuda a reducir el calentamiento global», declaró Lula durante una recepción en el Palacio presidencial en Brasilia. Este plan marca el regreso del tema como «prioritario, después de cuatro en la indiferencia y el abandono», agregó, con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente.

El presidente de izquierda, acompañado en particular por su ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, se refirió luego al mandato del exlíder de extrema derecha Jair Bolsonaro (2019-2022), durante el cual la deforestación promedio anual aumentó en un 75 % en comparación con la década anterior. El programa anunciado por Lula retoma el creado en 2004 durante su primera presidencia (2003-2006), pero suspendido por Bolsonaro. Lula, de vuelta en el poder desde enero, ha hecho de la protección del medio ambiente una de sus prioridades y quiere que Brasil se convierta en un ejemplo mundial al reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y poner fin a la deforestación ilegal para 2030.

La presentación del plan, sin embargo, llega una semana después de que el Congreso conservador propinara varios golpes a Lula y su agenda en la materia. El Ministerio de Medio Ambiente ha visto retiradas sus competencias por los diputados en materia de catastro del suelo rural -palanca imprescindible para el seguimiento y lucha contra la deforestación ilegal- y la gestión de los recursos hídricos. Para el ejecutivo, estos contratiempos son un mal menor que puede evitar una reestructuración completa del equipo compuesto por Lula. El gobierno mantendrá las mismas prioridades a pesar de este paso atrás, dijo Marina Silva a la prensa, asegurando que todo se hará internamente «para que no se comprometa la implementación (del plan)».