Robert Hanssen, de 79 años, fue encontrado muerto el lunes en su celda en la prisión de máxima seguridad de Colorado. Este exagente del FBI fue condenado en 2002 a cadena perpetua por espiar en nombre de la URSS.
Robert Hanssen es considerado por las autoridades estadounidenses como el “topo” más “perjudicial” para Estados Unidos. Las investigaciones para desenmascararlo convocaron a más de 300 agentes.
Robert Hanssen se unió al FBI en 1976, donde prestó juramento para hacer cumplir la ley y proteger a los Estados Unidos. Nueve años después, traicionó su compromiso al iniciar maniobras de contrainteligencia para la URSS. Bajo el seudónimo de Ramón García, envió a los soviéticos unas 6.000 páginas de documentos, incluidos planes militares, software de contrainteligencia y los nombres de varios agentes dobles que operaban para Estados Unidos. A cambio, los comunistas le pagan generosamente. Según la justicia, habría recibido 1,4 millones de dólares en efectivo, fondos bancarios y diamantes. Hanssen ocupó un alto cargo en la sección de contrainteligencia de la oficina del FBI en Nueva York, encargado de rastrear espías rusos en suelo estadounidense. Un puesto que le da acceso a documentos sensibles. Gracias a su formación como agente, consiguió no despertar sospechas hasta 1990. Tras la detención de otro espía ruso, el FBI y la CIA se dan cuenta de que en sus filas opera un «topo». Casado, padre de seis hijos, vivió sin hacerse notar, manteniendo estrechos vínculos con la élite católica de la capital. En 2001, Hanssen terminará siendo arrestado mientras se disponía a depositar documentos secretos para agentes rusos en un parque de Virginia.Robert Hanssen evitó la pena de muerte al aceptar colaborar con los investigadores. Admitiendo haber actuado por codicia, se sometió a 200 horas de interrogatorio. En 2002, fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad anticipada.