Sesenta civiles de una aldea en el norte de Burkina Faso fueron masacrados el jueves por hombres con uniformes del ejército de Burkina Faso atrapados en la espiral de violencia desde 2015, anunció el domingo el fiscal de Ouahigouya (norte).
El fiscal del tribunal superior de Ouahigouya, Lamine Kaboré, escribe en un comunicado de prensa enviado a la AFP haber sido informado por la gendarmería de la ciudad «que en el pueblo de Karma», ubicado en la provincia de Yatenga, «unas sesenta personas habría sido asesinado por personas que vestían los uniformes de nuestras fuerzas armadas nacionales”.
“Los heridos han sido evacuados y actualmente están siendo atendidos dentro de nuestras estructuras de salud”, agregó, precisando que “los autores de estos hechos se habrían llevado diversos bienes”. El fiscal indica que, «apoderado de estos hechos cuya gravedad está probada», «dio las instrucciones necesarias (…) para esclarecerlos e interpelar a todas las personas que están involucradas en ellos». Lanzó «un llamamiento a todos aquellos que tengan información sobre estos hechos» para que «los denuncien».
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Según pobladores contactados por AFP, los sobrevivientes dijeron que “más de un centenar de personas a bordo de motos y camionetas allanaron Karma el jueves pasado. Decenas de hombres y jóvenes fueron ejecutados por estos hombres vestidos con uniformes militares”. Estos sobrevivientes hablaron de un número de muertos “alrededor de 80 muertos”.
Esta masacre se produjo una semana después de la muerte de seis militares y 34 Voluntarios para la Defensa de la Patria (VDP, auxiliares civiles del ejército) asesinados durante un ataque de presuntos yihadistas cerca del pueblo de Aorema, a unos quince kilómetros de Ouahigouya. El pueblo de Karma está a unos cuarenta kilómetros del de Aorema, cerca de la frontera con Malí, y atrae a muchos mineros de oro ilegales.
A principios de abril, la justicia militar de Burkina Faso anunció que abriría una investigación para esclarecer «toda la luz» sobre la muerte de varios civiles durante «graves altercados» con militares en Dori, también en el norte del país. Según el prefecto de la ciudad, Abrahamane Mande, los soldados habían disparado armas automáticas y golpeado a los ciudadanos, «provocando muertos y heridos entre la población».
Vecinos de Dori habían precisado que se trataba de una «expedición punitiva» encabezada por militares tras el asesinato de un militar, lo que había sido confirmado por el Movimiento Burkinés por los Derechos Humanos y de los Pueblos (MBDHP).
Burkina Faso, escenario de dos golpes militares en 2022, está atrapada desde 2015 en una espiral de violencia yihadista que apareció en Malí y Níger unos años antes y que se ha extendido más allá de sus fronteras. La violencia se ha cobrado más de 10.000 vidas en los últimos siete años -civiles y soldados- según ONG, y unos dos millones de desplazados.
El presidente de transición de Burkina Faso, el capitán Ibrahim Traoré, que llegó al poder por un golpe de Estado en septiembre de 2022, firmó este miércoles un decreto de «movilización general» por un período de un año, que permite en caso necesario la requisición de «jóvenes de 18 años y over” para ir a luchar contra los yihadistas que están ensangrentado el país.