Le Figaro Niza
Por duodécimo año consecutivo, la ciudad de Mandelieu-la-Napoule (Alpes-Maritimes) podrá aplicar su decreto municipal adoptado el 7 de junio para el verano, y destinado a prohibir el acceso a las playas y la natación a las personas que visten ropa “no respetar las normas de higiene y seguridad”. Comprender, el uso del «burkini» usado por algunas mujeres de fe musulmana.
Primer municipio en haber tomado este dispositivo, en 2012, el municipio hasta entonces no había tenido problema en renovarlo cada verano. Pero este año, la Liga por los Derechos Humanos decidió impugnar esta decisión ante el tribunal administrativo mediante la presentación de un recurso de apelación. En un comunicado de prensa, el viernes por la mañana, la ciudad de Mandelieu-la-Napoule notificó que la justicia le había dado la razón y por lo tanto el recurso había sido rechazado.
El juez de sala justificó su decisión por «el contexto actual de convivencia interreligiosa e intercomunitaria particularmente tensa». Según él, este decreto municipal contra el burkini, entre otras cosas, pretende «evitar que se produzcan alteraciones del orden público sin provocar un atentado grave y manifiestamente ilegal» a las libertades.
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Tras esta decisión, la Liga de Derechos Humanos decidió interponer recurso de casación. El concejal de Riviera Sébastien Leroy (LR) “pide al Consejo de Estado que confirme esta sentencia”. En su nota de prensa, el Ayuntamiento explica que se pregunta “por la ambigüedad de las posiciones de esta asociación desde hace varios años”. “En esencia, los derechos humanos no combinan bien con el Islam radical”, comenta el municipio por escrito.
Sébastien Leroy recuerda que este decreto siempre se ha respetado y que desde entonces se han registrado pocos problemas. En 2012 habían surgido tensiones entre portadores de esta prenda y bañistas en la playa del Château, o bien, en 2016 habían presentado denuncias el municipio y un socorrista por «amenazas», «intento de violencia», «observaciones racistas» y «disculpas». por el terrorismo”. “No hace falta intentar politizar una medida local útil para el buen desarrollo del verano en un municipio con alta afluencia turística”, concluye el Ayuntamiento.