(Ottawa) La voz de Meghan Fandrich todavía tiembla al recordar cómo agarró a su hija de cinco años antes de salir corriendo de su casa en 2021 mientras las llamas envolvían la aldea de Lytton, Columbia Británica.

Darryl Tedjuk, por su parte, se mantiene estoico cuando cuenta cómo su aldea de Tuktoyaktuk, en Nunavut, está siendo devorada lentamente por el mar de Beaufort.

Estos dos canadienses son parte de una categoría cada vez mayor de ciudadanos para quienes el cambio climático no es una abstracción teórica, sino una realidad dura y muy concreta.

Los científicos de Copernicus, el organismo de la Unión Europea responsable de medir la temperatura del planeta todos los días, informaron esta semana que el pasado mes de mayo fue el mes más caluroso registrado en todo el mundo. La temperatura media de mayo fue 1,52°C superior a la media registrada durante los meses de mayo en la era preindustrial.

Los canadienses que presentaron sus propias historias de «supervivencia climática» en Ottawa el jueves dicen que se debe hacer más para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en Canadá y en todo el mundo.