La misión de observación de la Unión Europea, con sede en Jermuk en Armenia, contribuyó, «con su sola presencia, a rebajar las tensiones» con Azerbaiyán, estimó este viernes la ministra francesa de Asuntos Exteriores, Catherine Colonna, que visitó al personal de esta misión.

Establecido tras los enfrentamientos que mataron a casi 300 personas el pasado mes de septiembre en la frontera entre estas dos ex repúblicas soviéticas, se renovó por dos años.

“Francia y la Unión Europea tienen un único objetivo con respecto a la situación regional, el de contribuir al retorno de la paz”, insistió Catherine Colonna, que se entrevistó la víspera en Bakú con el presidente y el ministro de Exteriores de Azerbaiyán. La reunión con el presidente Ilham Aliyev en el palacio presidencial generó críticas en las redes sociales por parte de Armenia.

El jefe de la diplomacia francesa recordó que la misión de la UE no estaba «armada», sino que permitía a los estados miembros conocer «objetivamente» lo que sucedía sobre el terreno para tomar posibles decisiones. Unas 60 personas forman parte de esta misión. «Quería venir aquí para mostrar mi apoyo a esta misión de la Unión Europea que juega un papel importante para ayudar a Armenia», dijo también a los periodistas en el lugar, incluida la AFP.

El personal de la misión recordó que tras los acontecimientos de septiembre, Azerbaiyán había movido la frontera de 7 a 9 kilómetros, en detrimento de Armenia. Y los armenios temen nuevos intentos de mordisquear su territorio. Djermouk es un lugar tanto más estratégico cuanto que abastece de agua a todo el país.

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Catherine Colonna también reiteró que Francia, al igual que la Unión Europea, «condena cualquier gesto unilateral de Azerbaiyán», en referencia al establecimiento de un puesto de control el pasado domingo en el corredor de Lachin. Único eje que unía Armenia con el enclave separatista de Nagorno Karabaj, Latchine ya estaba sujeto a un bloqueo de varios meses que provocó desabastecimiento.

Bakú y Ereván han estado luchando durante más de 30 años por el control de esta región montañosa poblada principalmente por armenios que se separaron de Azerbaiyán cuando se desintegró la URSS. Bakú cuestiona cualquier bloqueo de la carretera y sostiene que su puesto de control tiene como objetivo evitar «actividades ilegales», como el transporte de armas al enclave separatista armenio.