Ante la escasez de oro blanco, la pequeña estación de esquí de “Gréolières-les-neiges” (Alpes Marítimos) ha optado por afrontar la realidad cambiando su nombre a “Gréolières 1.400”, anunció el miércoles su alcalde, Marc Malfatto. “Si mantenemos el nombre y no tenemos más nieve, estaremos bien. Debemos demostrar la voluntad de transformar la estación de esquí en una estación abierta todo el año, que no dependa únicamente del producto de la nieve”, explicó a la AFP.

En el sitio web de esta ciudad de unos 600 habitantes todavía se muestran imágenes de pistas de esquí, paseos con raquetas de nieve o paseos en trineos tirados por perros. Pero los paisajes blancos ya son cosa del pasado. Los copos que todavía caen a veces suelen derretirse al cabo de unos días. Este invierno sólo cuatro de las 26 pistas están abiertas. Situadas en una cuenca fría, se alimentan de nieve artificial.

El cambio de nombre, adoptado por el consejo municipal en agosto, debía anunciarse con una campaña de comunicación en primavera. Pero France 3 soltó la sopa a finales de enero y como el cartel de la entrada de la ciudad, que se había convertido en una pieza de colección, desapareció la semana pasada, el nuevo cartel podría instalarse la próxima semana.

El nombre “les neiges” quedará pequeño, debajo del nuevo nombre, para los nostálgicos y porque “incluso siendo un producto de cuatro estaciones, por el momento la nieve sigue siendo un producto realmente atractivo”, explicó Malfatto.

Sin embargo, todas las inversiones apuntan ahora a liberar la estación de la nieve polvo que le falta: un telesilla abierto en verano y equipado para transportar bicicletas de montaña, un parque de aventuras en las copas de los árboles, un proyecto de trineo sobre raíles… Con una vista inexpugnable sobre el Mediterráneo Mar, situada a unos veinte kilómetros en línea recta, a una hora en coche de Niza, Cannes o Antibes, la estación tiene muchas ventajas.

En un informe publicado el martes, el Tribunal de Cuentas advirtió sobre un modelo de «pérdida de fuerza» para las estaciones de esquí francesas, llamadas a diversificar sus actividades en lugar de depender demasiado de los cañones de nieve.