Las autoridades colombianas se preparan para trasladar a reservas en India y México, para julio próximo y por un monto de 3,5 millones de dólares, 70 hipopótamos invasores, un insólito legado del narcotraficante Pablo Escobar en la región de Medellín. Desde que el más famoso de los narcos (asesinado por la policía en 1993) llevara varios ejemplares de estos animales a su hacienda en el departamento de Antioquia, en el noroeste del país, a fines de la década de 1980, la manada se ha reproducido sin control en un afluente del río Magdalena, que ahora suman cerca de 150 individuos.
“Se espera que toda la operación cueste alrededor de 3,5 millones de dólares”, dijo el miércoles a los periodistas Ernesto Zazueta, propietario del santuario de Ostok en el norte de México, donde se albergarán diez de los enormes mamíferos. El objetivo es «salvar la vida» de estos animales nativos de África, que fueron declarados especie invasora por el Ministerio del Ambiente de Colombia el año pasado, dejando abierta la posibilidad de que sean sacrificados.
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Según Aníbal Gaviria, Gobernador de Antioquia, lo único que falta es una especie de «pasaporte para los hipopótamos, que será emitido por el Ministerio del Ambiente» previa autorización de la operación por parte del Cites (Convenio sobre el Comercio Internacional de especies de fauna silvestre). y flora en peligro de extinción). «El próximo paso es alquilar los aviones (y) construir las jaulas (…) Comenzaremos con India, luego México», agregó. Hay planes para atraer a los enormes animales con carnada a recintos donde serán confinados antes de ser colocados en cajas especiales para ser transportados por aire a sus nuevos santuarios. Diez serán trasladados a México, y unos sesenta a la India, en una reserva natural cuyo nombre no ha sido revelado.
Después de la muerte de Escobar, los hipopótamos quedaron solos y poblaron la región del Magdalena Medio, una sabana caliente atravesada por ríos, pantanos y ciénagas. El gobierno intentó sin éxito un programa de esterilización para controlar a la población. Los expertos y la autoridad ambiental de la zona (Cornare) acordaron entonces que la caza era «una opción necesaria», dada la amenaza que representan para la población local y la vida silvestre. “Aquí buscamos salvar la vida de los hipopótamos, pero también proteger la vida de los habitantes del Magdalena Medio (…) es un riesgo para la tranquilidad y la vida de las personas”, explicó el despacho del gobernador.
La autoridad ambiental local (Cornare) registró dos agresiones a residentes en 2021.