(Washington) El Tribunal Supremo de Estados Unidos abordó el lunes por primera vez la cuestión del tratamiento de los menores transgénero, que divide profundamente a la sociedad estadounidense, al aceptar examinar la constitucionalidad de una ley adoptada por el partido conservador de Tennessee.
La ley de Tennessee, validada por un tribunal federal de apelaciones, prohíbe a los menores que no se identifican con su género de nacimiento el acceso a bloqueadores de la pubertad, tratamientos hormonales y procedimientos quirúrgicos para cambiar de sexo.
La familia de un menor de este estado, apoyada por organizaciones de derechos humanos y la administración del presidente demócrata Joe Biden, apeló ante la Corte Suprema la constitucionalidad de esta ley, alegando su carácter discriminatorio.
En sus argumentos escritos ante la Corte en febrero, la asesora legal de la administración Biden, Elizabeth Prelogar, citó “el abrumador consenso médico a favor de los tratamientos médicos” para los adolescentes transgénero.
Tennessee, por su parte, argumenta “efectos secundarios potencialmente irreversibles” de las intervenciones hormonales o quirúrgicas ante una “explosión de diagnósticos de disforia de género”.
La disforia de género se refiere al estado de sufrimiento que experimentan niños o adolescentes ante el desajuste entre su identidad de género y el sexo asignado al nacer.
En otro procedimiento contra una ley similar en el estado de Idaho (noroeste), el Tribunal Supremo autorizó en abril su entrada en vigor provisional, hasta que se pronuncie sobre el fondo.
Más de veinte estados americanos han adoptado leyes en este sentido.
La ley de Idaho amenaza con procesar penalmente a los profesionales de la salud que realicen diversos tratamientos como bloqueadores de la pubertad, hormonas o ciertos procedimientos quirúrgicos en menores.
Sin pronunciarse sobre la constitucionalidad de esta ley, el Tribunal Supremo levantó la suspensión, pero autorizó a los demandantes a beneficiarse de dicho tratamiento.