El primer ministro ucraniano, Denys Chmygal, invitó al Papa Francisco a visitar su país el jueves 27 de abril y le pidió ayuda para repatriar a los niños ucranianos llevados a Rusia por las fuerzas de Moscú.
“Invité a su santidad a visitar personalmente Ucrania”, dijo Denys Chmygal a la prensa extranjera en Roma, luego de ser recibido un poco antes por el jefe de la Iglesia católica.
Durante esta audiencia, “hablamos sobre el plan de paz” del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky “y los diversos pasos que podría tomar el Vaticano, ayudándonos a lograr este plan”, continuó Denys Chmygal. “Pedí por ejemplo la participación, la asistencia del Vaticano, de su santidad, para traer de vuelta a Ucrania niños, algunos de los cuales eran huérfanos, y que fueron trasladados por la fuerza, principalmente a Rusia”, dijo el primer ministro ucraniano.
Las autoridades de Kiev estiman que más de 16.000 niños ucranianos han sido “secuestrados” y llevados a Rusia desde el comienzo de la invasión de Ucrania el 24 de febrero de 2022, muchos de los cuales se cree que fueron colocados en hogares de acogida. Moscú rechaza estas acusaciones y afirma haber «salvado» a los niños ucranianos al mantenerlos alejados de los combates y haber establecido procedimientos para reunirlos con sus familias.
El 17 de marzo, la Corte Penal Internacional (CPI) emitió una histórica orden de arresto contra el presidente ruso, Vladimir Putin, «presuntamente responsable del crimen de guerra de deportación ilegal» de menores ucranianos «desde las áreas ocupadas de Ucrania a la Federación Rusa».
El Vaticano, por su parte, emitió un breve comunicado tras la audiencia concedida por el Papa Francisco a Denys Chmygal, afirmando que las «conversaciones cordiales» de este último con sus colaboradores más cercanos se centraron en «las diversas cuestiones relacionadas con la guerra de Ucrania con especial atención ( pagados) al aspecto humanitario y los esfuerzos para restaurar la paz”.
Jorge Bergoglio ha multiplicado los llamados a la paz en Ucrania desde febrero de 2022, condenando enérgicamente una guerra “absurda y cruel”. A pesar de las propuestas de mediación, la diplomacia de la Santa Sede no logró imponerse en este conflicto. El Papa mismo había considerado ir a Kiev y Moscú, un proyecto que hasta ahora no ha visto la luz del día.