Los pasajeros que iban a bordo de un Boeing cuya puerta se soltó en pleno vuelo pueden haber sido víctimas de un delito, según informó el FBI el viernes medios estadounidenses. A principios de marzo, el Ministerio de Justicia ya había anunciado que abría una investigación penal sobre este espectacular incidente ocurrido el 5 de enero, cuando un “tope de puerta” (un panel metálico colocado en un lugar capaz de albergar una puerta) se desprende del fuselaje de un avión de Alaska Airlines.

Nadie resultó gravemente herido, pero el 737 MAX 9 tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia. Las imágenes de los aterrorizados pasajeros sentados junto al enorme agujero en pleno vuelo se volvieron virales en todo el mundo. Los pasajeros recibieron recientemente una carta del FBI, que está investigando el asunto, según el Seattle Times. “Me comunico con usted porque lo hemos identificado como posible víctima de un delito”, escribió en este documento un agente de la policía federal estadounidense.

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“Una investigación criminal puede ser una tarea a largo plazo y, por varias razones, no podemos informarles de su progreso en este momento”, añade. Faltaban varios pernos que debían asegurar el soporte de la tapa, según la Agencia Estadounidense de Seguridad en el Transporte (NTSB), que culpó a Boeing. El fabricante de aviones fue especialmente criticado por la lentitud de su cooperación con las autoridades. A principios de marzo, la NTSB explicó que no había recibido algunos documentos importantes y que la empresa aún no había facilitado los nombres de los empleados que trabajaban en la parte en cuestión. “Es absurdo que dos meses después no tengamos esta información”, denunció la presidenta de la NTSB, Jennifer Homendy, ante los parlamentarios estadounidenses.