En una declaración conjunta, Estados Unidos y Níger indicaron el domingo que habían «hecho un acuerdo de retirada para llevar a cabo la retirada de las fuerzas estadounidenses que ya ha comenzado».
Y ponga un plazo: debe estar terminado “a más tardar el 15 de septiembre de 2024”, según el comunicado de prensa firmado por el ministro de Defensa nigerino, Salifou Modi, y el subsecretario de Defensa estadounidense para Operaciones Especiales y Conflictos de Baja Intensidad. Cristóbal Maier.
Dos meses después de la denuncia del acuerdo de cooperación militar por parte del régimen de Niamey, que llegó al poder mediante un golpe de estado en julio de 2023, las fuerzas estadounidenses empiezan a hacer las maletas.
Esta decisión se produce después de varios días de conversaciones entre una delegación del Departamento de Defensa estadounidense y sus homólogos nigerinos en Niamey esta semana, “con total transparencia y perfecto respeto mutuo entre las dos partes”.
Tras el golpe de Estado que derrocó al presidente electo Mohamed Bazoum, el régimen militar exigió rápidamente la salida de los soldados de la antigua potencia colonial francesa.
Los últimos soldados abandonaron suelo nigerino el 22 de diciembre.
Al mismo tiempo, Niamey se acercó especialmente a Rusia, que envió instructores y material militar en abril y mayo.
Ante las exigencias de Niamey, Washington acordó a mediados de abril retirar del país a sus soldados desplegados en la lucha antiyihadista. Su número se estima en 650 más unos cientos de trabajadores subcontratados.
En Níger, Estados Unidos tiene en particular una importante base de drones cerca de Agadez (norte) construida por 100 millones de dólares.
Para esta retirada se establecieron procedimientos para “facilitar la entrada y salida del personal estadounidense, incluidas autorizaciones de sobrevuelo y aterrizaje de vuelos militares”, indicaron el domingo ambos países.
También se dieron garantías de “protección y seguridad” a las fuerzas estadounidenses durante su retirada.
A pesar de la retirada francesa, Estados Unidos esperaba durante un tiempo poder permanecer en Níger.
Pero las relaciones se deterioraron en marzo tras la visita de una delegación encabezada por la subsecretaria de Estado para Asuntos Africanos, Molly Phee.
Según el Primer Ministro nigerino, Ali Mahaman Lamine Zeine, durante esta visita, Phee amenazó en particular a las autoridades de Niamey con sanciones si Níger firmaba un acuerdo para vender el uranio que produce a Irán.
Amenazas consideradas “inaceptables”, que según él provocaron la ruptura de la cooperación militar con Washington.
El portavoz de la diplomacia estadounidense, Vedant Patel, no negó el hecho de que Molly Phee presentó a la junta una “elección basada en nuestras convicciones con respecto a los principios democráticos y a nuestros intereses de seguridad nacional”.
Zeine también aclaró que no se había firmado “nada” con Teherán sobre el tema del uranio.
«La retirada de las fuerzas estadounidenses no afecta en modo alguno a la continuación de las relaciones entre Estados Unidos y Níger en el ámbito del desarrollo», indicaron los dos países en el comunicado de prensa del domingo.
De hecho, la cooperación estadounidense en materia de ayuda al desarrollo debería continuar con un nuevo acuerdo por valor de casi 500 millones de dólares durante tres años, según el Ministerio de Asuntos Exteriores de Níger.