El pequeño Clio rojo de Illkirch, cerca de Estrasburgo, cautivó a los medios de comunicación con su gran agujero que apareció misteriosamente en el techo el 20 de noviembre. Ante el «impacto» de «50 centímetros» de diámetro que «atravesó el techo, los bajos y el depósito del vehículo», los bomberos, con cautela, avanzaron el rastro de la «caída de un cuerpo estelar». Una “grava” de dos centímetros de ancho, encontrada cerca del vehículo, fue entregada a la policía para su análisis.

Si los científicos ya habían expresado serias dudas sobre la hipótesis, los análisis realizados por la Escuela y Observatorio de Ciencias de la Tierra (EOST) son claros: este trozo de roca “no es un fragmento de meteorito”. “Tras una primera observación con lupa binocular, la roca […] no presenta ninguna de las características de los meteoritos”, asegura la escuela en su sitio, refiriéndose a la “ausencia de corteza de fusión” y a una composición que no no corresponde.

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El análisis mediante “microscopía electrónica de barrido” permitió identificar el trozo de roca como una “arenisca”, una roca sedimentaria terrestre. Está compuesto por “múltiples cristales de diversa naturaleza (cuarzo, ortoclasa, albita, pirita), todos parcialmente recubiertos de filamentos cristalizados de hidrocarburos (betún o diésel)”.

La escuela también señala que los “datos sismológicos de las estaciones permanentes de la región” no registraron una “señal clara que pueda relacionarse con la entrada de un meteorito en la atmósfera”.

Pero ¿qué pudo haber causado tal daño? Entre las hipótesis planteadas poco después de los hechos también estaba la posibilidad de que un bloque de hielo hubiera caído sobre el vehículo debido al paso de un avión en altura.

Sobre este punto, el EOST no saca conclusiones pero subraya que la probabilidad de que un meteorito caiga sobre un coche (“una posibilidad entre cien mil millones cada año”) es “mucho menor que la de la caída de ‘un bloque de hielo de Un avion’. Estos pueden formarse cuando los aviones “atraviesan nubes con cristales de hielo” o “durante el vaciado ocasional de los baños de los aviones”.