Los estibadores del oeste de Canadá han anunciado a través de su sindicato principal que finalmente han cancelado la reanudación de su huelga, considerada ilegal en ausencia de aviso, asegurando el regreso al trabajo en puertos críticos para el comercio y la economía. Después de 13 días de huelga a principios de mes, los trabajadores del puerto de Vancouver en particular llegaron a un acuerdo la semana pasada y detuvieron su movimiento social, antes de reanudarlo el martes, rechazando el compromiso.
El miércoles, la Junta Canadiense de Relaciones Industriales (CIRB) consideró que “se requería un aviso de 72 horas” antes de que el Sindicato Internacional de Estibadores y Almaceneros de Canadá (ILWUC) pudiera reanudar su acción. El ILWUC, que representa a más de 7.000 trabajadores en los 30 puertos del oeste de Canadá, había indicado inicialmente el miércoles que respetaría la decisión y pospondría la reanudación de la huelga hasta el sábado.
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Pero poco después, el presidente de la rama canadiense del sindicato, Rob Ashton, cambió de opinión, indicando en un comunicado de prensa que finalmente se había retirado el aviso “con efecto inmediato”, sin dar más detalles. La subcontratación, la automatización portuaria y el costo de vida fueron las principales razones del movimiento a principios de mes. Por parte de los empleadores, la Asociación de Empleadores Marítimos de Columbia Británica (BCMEA) calificó la reanudación de la huelga por parte de ILWUC como “inútil e irreflexiva”.
«Causó un daño inmenso a la reputación comercial de Canadá e interrumpió el transporte de mercancías por un valor de al menos 10.000 millones de dólares canadienses» (6.700 millones de euros), dijo la BCMEA en un comunicado, citando una estimación de la Cámara de Comercio del Gran Vancouver.
Al final de la jornada del miércoles, antes del anuncio de la retirada de la notificación, el primer ministro Justin Trudeau también había convocado al Grupo de Respuesta a Incidentes, un comité de emergencia habitualmente movilizado para responder a grandes crisis. Tras subrayar cómo la huelga ha «dañado gravemente la economía» y «la reputación de Canadá como socio comercial», pidió «considerar todas las opciones posibles para garantizar la estabilidad de nuestras cadenas de suministro».