Organizar elecciones sin un «diálogo político inclusivo» corre el riesgo de exacerbar la violencia en Birmania, advirtió el enviado de la ONU el sábado, un día después de su reunión en Ginebra con un funcionario del gobierno de la oposición.

A menos de diez días de que finalice su misión, el 12 de junio, la enviada de la ONU para Birmania, Noeleen Heyzer, dijo que se reunió el viernes en la ciudad suiza “con el Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de unidad nacional Zin Mar Aung”.

En esta oportunidad, el funcionario de la ONU “advirtió contra los actuales intentos del ejército de socavar las instituciones y los procesos democráticos, como la disolución de los partidos de oposición”, según la nota de prensa.

Destacó así que “las elecciones que propone el ejército corren el riesgo de exacerbar la violencia en ausencia de un diálogo político inclusivo y de condiciones que permitan a los ciudadanos ejercer libremente sus derechos”.

El enviado de la ONU también hizo un llamado a la comunidad internacional «a realizar amplias consultas y a escuchar a los habitantes de las zonas afectadas por el conflicto, en particular a las mujeres y los jóvenes».

Birmania se ha visto dividida por un violento conflicto entre la junta y sus opositores desde el golpe de estado del 1 de febrero de 2021 que derrocó a la líder electa Aung San Suu Kyi, ahora en prisión, acusada de fraude electoral en las elecciones del año anterior.

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La junta ha dado instrucciones a la comisión electoral para que organice nuevas elecciones que, según los opositores, pueden no ser ni libres ni justas. La comisión disolvió el partido de Suu Kyi, el «Partido de la Liga Nacional por la Democracia», por incumplimiento de las nuevas y estrictas reglas electorales elaboradas por el ejército.

Noeleen Heyzer, criticada tanto por la junta en el poder como por los opositores, dejará en unos días el cargo que ocupa desde hace año y medio, sin que la ONU haya dado a conocer los motivos de su salida.

En agosto, viajó a Birmania y se reunió con el líder de la junta, Min Aung Hlaing, y otros funcionarios, lo que le valió críticas de grupos de derechos humanos.

Entonces despertó el descontento de la junta, que le reprochó haber publicado una nota de prensa demasiado sesgada en sus discusiones.