Su juicio es imperativo y categórico. “Quiero mostrar que Immanuel Kant, nacido aquí hace casi 300 años, tiene un vínculo casi directo con el caos global […] al que nos enfrentamos hoy. Además, tiene un vínculo directo con el conflicto militar en Ucrania”, afirmó el viernes el gobernador de Kaliningrado, Antón Alijánov, traducido por varios medios rusos, entre ellos el Moscow Times y Meduza. El político habló en el “V Congreso de Científicos Políticos”, que se inauguró en Svetlogorsk, ciudad costera del Mar Báltico perteneciente al mismo enclave ruso, separado del resto de Rusia por los Estados bálticos. Según el estado de ánimo, la afirmación, a priori y sin concepto, puede hacer sonreír o ahogarse a un filósofo.

Pero un geógrafo lo verá como una señal de un viejo resentimiento. Immanuel Kant, como señala el propio Alikhanov, nació en Kaliningrado en 1724 y murió en esta misma ciudad entonces llamada Königsberg en 1804. Porque, en aquel momento, este enclave no era ruso, sino que constituía la vertiente oriental de Prusia, una región fortificada por los caballeros teutónicos del siglo XIII. No fue hasta 1945 que el Ejército Rojo conquistó este territorio que la URSS anexó. Si seguimos el razonamiento utilizado por Vladimir Putin durante su entrevista con Tucker Carlson, el carácter ruso del enclave de Kaliningrado, donde la población fue abrumadoramente prusiana hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, podría considerarse “artificial”, como él dice de Ucrania.

Volviendo a la filosofía kantiana, Anton Alikhanov justifica su confusa acusación. Como “uno de los padres fundadores del Occidente moderno”, Immanuel Kant “sentó las bases de la filosofía clásica alemana”, marcada por “la impiedad y la ausencia de valores superiores”. Y el político cita La crítica de la razón pura y Los fundamentos de la metafísica de las costumbres.

A menos que se trate de una referencia más o menos deliberada a la novela El maestro y Margarita de Mikhail Bulgakov, ¿un gran conocedor del escritor ruso se aventura en Le Figaro? “Bien hecho ! Acaba de repetir exactamente el argumento de aquel viejo e inquieto Immanuel [Kant]. Ha destruido completamente las cinco pruebas [de la existencia de Dios]”, exclama “el Profesor”, un extranjero que se autodenomina historiador, detrás del cual en realidad se esconde el diablo en la obra escrita entre 1927 y 1940. “‘Tu Kant, ¡Con sus pruebas me enviaría a las islas Solovki durante tres años!’ [archipiélago en el norte de Rusia, en el Mar Blanco, lugar de encarcelamiento y exilio, antepasado del Gulag, nota del editor] dijo de repente Ivan Nikolayevich, completamente fuera de lugar. Pero la idea de enviar a Kant a Solovki, lejos de escandalizar al extranjero, por el contrario, lo sumió en el éxtasis”.

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Ontología -si no literatura-, moralidad entonces política. “Hoy, en 2024, nos atrevemos a afirmar que no sólo la Primera Guerra Mundial comenzó con la obra de Kant, sino también el actual conflicto en Ucrania”, asegura Antón Alijánov. Visto desde Occidente, Immanuel Kant “es el padre de casi todo. Es el padre de la libertad, de la idea del Estado de derecho, del liberalismo, del racionalismo e incluso de la idea de la Unión Europea. Algunos incluso dicen que la idea de las Naciones Unidas es suya”, continúa el gobernador, que cita Hacia la paz perpetua (1795). Sin duda también podría haber mencionado Idea de una historia universal desde un punto de vista cosmopolítico (1784).

Que Kant imaginaba que existía “un designio de la naturaleza en el loco curso de las cosas humanas” y un “hilo director de la razón” a pesar de la “decepcionante casualidad” observable a través de los acontecimientos históricos, ciertamente. Que Kant pensara en una “comunidad ampliada” en la que el Estado de derecho conduciría precisamente a la “paz perpetua”, ciertamente. Que trazó los contornos de una Sociedad de Naciones como “horizonte normativo” para los Estados que intentan avanzar por la vía de la razón, a pesar de la “sociabilidad insociable” de los hombres, ciertamente. Que nuestro mundo ha conservado una parte del ideal kantiano, sin duda. ¿Y tal vez igual de bien?

No hay duda de que esta afirmación universalista hoy se considera “imperialista” aquí o allá. Pero la guerra en Ucrania ciertamente no es kantiana. El filósofo de Königsberg escribió en Hacia la paz perpetua que “la violación de la ley en un solo lugar de la tierra se siente en todas partes”. Estamos muy lejos de eso, en Ucrania o en otros lugares. Por el contrario, más que nunca, en cada región del mundo están surgiendo narrativas divergentes e incluso contradictorias. A través del espacio e incluso del tiempo, una verdad en Königsberg se convierte en una mentira en Kaliningrado, y viceversa.

Sin embargo, el terreno es fértil desde hace mucho tiempo. En 2015, el lugar de nacimiento del filósofo en Kaliningrado fue etiquetado con esta inscripción: “Andouille”. Un poco breve, sin duda, para derribar del pedestal al autor de las tres Críticas. Lo que es más grave, en 2013, lejos de Rusia, en Rostov del Don, en el sur del país, dos hombres discutieron sobre Immanuel Kant. Terminaron disparándose entre ellos. “Durante la pelea, el sospechoso sacó una pistola con balas de goma y disparó varios tiros contra su oponente”, informó la agencia rusa Ria Novosti. La paz perpetua definitivamente no acompaña al merecido descanso de Immanuel Kant. El diabólico “Profesor” de Bulgákov escribió, sin embargo, refiriéndose al inframundo: “Desgraciadamente, es imposible enviar a Kant a Solovki, por la sencilla razón de que desde hace ciento y pico años reside en un lugar mucho más alejado más lejos que Solovki, y del cual no se puede derivar de ninguna manera, te lo aseguro”.