Corresponsal en Berlín

El partido de extrema derecha AfD, disputado en las calles alemanas, está trabajando para tapar otra brecha tratando de tranquilizar a sus aliados franceses de la Agrupación Nacional en el Parlamento Europeo, que están preocupados por el giro radical adoptado por su vecino. El líder del partido en las elecciones europeas, Maximilian Krach, está intensificando sus conversaciones con su homólogo RN, Jean-Paul Garraud, la última de las cuales tuvo lugar el miércoles en Estrasburgo durante una sesión plenaria de la Asamblea. El objetivo pretende negar cualquier implicación del partido en un proyecto de “remigración” que pueda conducir a la expulsión de ciudadanos alemanes de origen inmigrante y considerados indeseables.

La publicación, a mediados de enero, de un artículo que informaba de una reunión en este sentido, en Potsdam, de la extrema derecha alemana, en la que participaban miembros del AfD, provocó una reacción muy fuerte de la sociedad civil: 150.000 personas se reunieron en Berlín el 3 de febrero. También obligó a Marine le Pen a distanciarse de su aliado alemán, dentro del grupo parlamentario europeo Identidad y Democracia. «Totalmente en desacuerdo con estas propuestas», el presidente de RN cuestionó la «capacidad» de los dos partidos para superar sus «diferencias» y «aliarse en el mismo grupo», a pocos meses de las elecciones europeas.

«Trabajamos desde hace años en estrecha colaboración y con plena confianza y no hay ninguna razón para cambiar nada», declara a Le Figaro el presidente de AfD, Maximilan Krah, para quien los proyectos atribuidos a AfD son el resultado de una “reunión privada” y no vinculan a la parte. Hace unos días, este último ya había explicado el texto sobre el concepto de “remigración” que aparece en su plataforma europea.

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Si bien el AfD ve en los refugiados sirios y afganos «un gran potencial de remigración», en particular entre «extremistas, delincuentes graves, drogadictos y delincuentes sexuales», este tipo de operaciones sólo están previstas en cumplimiento de la «constitución» y no pueden se refieren a los “ciudadanos alemanes de origen inmigrante”. Quienes están «bien integrados» -y son «muchos»- son expresamente bienvenidos, intentó corregir el partido, haciéndose eco de las palabras de Marine Le Pen. Este último afirma querer defender “a todos los franceses, cualesquiera que sean sus condiciones de adquisición de la nacionalidad”. Además, el asesor de AfD presente en la reunión de Potsdam fue despedido de su cargo.

Cuestionado varias veces por Le Figaro, el líder de RN en el Parlamento, Jean Paul Garraud, no hizo ningún comentario sobre las negociaciones encaminadas a mantener a AfD en el grupo Identidad y Democracia. Las explicaciones oficiales del partido no han disuadido a algunos funcionarios de seguir adelante con el proyecto de “remigración”. “Enviaremos a millones de extranjeros de regreso a sus países. Esto no es un plan secreto, sino una promesa”, escribió en X el diputado del AfD Bundestag, René Springer. Además, la copresidenta del partido, Alice Weidel, sugirió la posibilidad de un “Dexit”, una salida de la Unión Europea cuyo principio contraviene el programa RN. Otro proyecto cuyo alcance Maximilian Krach intenta hoy minimizar.

Este último sigue siendo también una figura controvertida dentro del RN, ya que pidió votar por Eric Zemmour en lugar de Marine le Pen en las últimas elecciones presidenciales francesas. Tras la reunión de Potsdam, el primero también criticó al segundo por querer “dar una lección” a los alemanes. Maximilan Krah encarna el movimiento de radicalización del partido oficializado durante su último congreso, el verano pasado. “El AfD es el partido más apasionante de Europa. En todas partes se nos dice que debemos asimilarnos políticamente para lograr el éxito, renunciar a la alternativa real de unirnos a una Unión de valores. Pero el camino hacia el centro propuesto por los posfascistas italianos o por el RN no funciona”, declaró el interesado.

Si el partido se unió oficial y discretamente al Partido Identidad y Democracia hace menos de dos meses –además de pertenecer a la facción parlamentaria del mismo nombre–, RN y AfD deberían hacer campaña en las elecciones europeas con sus propios colores. “Por el momento, la iniciativa sigue estando a nivel de los partidos nacionales”, confirma Maximilian Krach. Cada uno en su país, el AfD y el RN hacen cabriolas en las encuestas. Pero si en Alemania el primero sigue marginado del debate público y es objeto de llamamientos a favor de su prohibición, en Francia el segundo está ahora bien arraigado en el panorama político. Al menos una buena razón para que la Agrupación Nacional quiera mantener cierta distancia.