El ex presidente de la OCS de Angers, Saïd Chabane, defendió el jueves ante el tribunal penal de Bobigny el uso de reclutadores por parte de su club para enriquecer a sus equipos, al tiempo que rebatió haber ejercido ilegalmente la profesión de agente. Al inicio de su interrogatorio de dos horas, el ex presidente de la OCS de Angers, visiblemente relajado, volvió al contexto en el que se encontraba el club en 2020.

Con la promesa de temporadas prósperas para el fútbol francés gracias a los mil millones de euros destinados a los derechos televisivos, el club decide “prepararse para el futuro” invirtiendo en un filial con los mejores elementos de la sub-17 y la sub-19. Para enriquecer este apartado necesitan nuevas incorporaciones con dos condiciones: que estén libres de contrato y con potencial de carrera. La quiebra del grupo audiovisual Mediapro frena sus ambiciones y «nos encontramos con presupuestos construidos sobre ingresos que no tenemos», relata Chabane.

El entonces presidente de la SCO recuperó el control de la dimensión deportiva del club. “En lugar de validar que la fase final, miré paso a paso”, explica al tribunal. Según el actual propietario del club, para formar el filial recurre a reclutadores o “scouts”, encargados de identificar a las futuras estrellas del fútbol. La fiscalía lo acusa, hechos que él niega, de haber ejercido la profesión de agente deportivo sin tener licencia y de haber blanqueado dinero.

En particular, el tribunal le interrogó sobre su relación con Jalal B., un ex judoka que lleva años en el mundo del fútbol. Este último ofrece su libreta de direcciones a la OCS de Angers.

“La creación de la reserva llegó en un buen momento”, señala Saïd Chabane. La remuneración de Jalal B. por sus misiones en la OCS se estimó en poco más de un millón de euros. Durante un tiempo, trabajó en el club como reclutador. “Electrón libre”, según sus palabras, dimitió. “No me interesa ser agente, me gusta lo que hago”, aseguró el hombre de 40 años, procesado por ejercicio ilegal de la profesión de agente, blanqueo de capitales agravado y mal uso de bienes de la empresa.

“Hoy mi campo es la exploración, el reclutamiento y la detección”, explica. Su papel, repite, se limita a “transmitir la información” que tiene y ayudar en la preparación física y mental de los jugadores. “Recuperamos al joven, lo hacemos trabajar para crear un verdadero valor añadido y hacer avanzar al club”, asegura Jalal B. Para Saïd Chabane, la colaboración con Jalal B. fue muy beneficiosa para el club. De los cinco o seis jugadores contratados, “me quedan 20 millones de euros de plusvalía neta”, estima.

Por este caso están procesadas cinco personas y tres empresas. Además de Saïd Chabane y Jalal B., otros dos hombres que también operan en el mundo del fútbol fueron despedidos por ejercer ilegalmente la profesión de agente. El último acusado, Lasana K., agente deportivo autorizado por la Federación Francesa de Fútbol, ​​está siendo procesado por complicidad.

La cuestión del expediente es determinar los contornos de las misiones de cada uno y si éstas se enmarcan en las del agente deportivo, reguladas por la ley, o en las más vagas de los reclutadores, ya sean empleados o autónomos en los campos de fútbol.

“¿El agente se hace cargo del trabajo realizado por otro y pone su firma (en el contrato) porque tiene la licencia?”, pregunta el presidente a Saïd Chabane. Corresponde a “parte de la realidad”, responde el ex presidente de la OCS de Angers. Según la ley, la profesión de agente deportivo consiste en establecer relaciones entre clubes de fútbol, ​​deportistas y otros agentes. Reciben hasta el 10% de los contratos firmados por los jugadores. “En cuanto al agente, la norma está definida”, señala Saïd Chabane. «Para la exploración, nada está definido». Se esperan solicitudes el viernes por la mañana.