La renovación de la estación de bomberos de Tévennec, construida sobre una roca en medio de la raz de Sein, en la punta de Finisterre, comenzará a fines de abril, anunció el viernes Ateliers DLB. Este proyecto, que promete ser “extraordinario”, estará terminado en 2024. “Es un sitio completamente atípico en cuanto a su entorno y al hecho de que es una casa sobre un canto rodado. El aspecto logístico es un desafío para los equipos”, subrayó en rueda de prensa Sandrine Rolland, directora de Ateliers DLB, especializada en la restauración de monumentos históricos.
Los equipos de Ateliers DLB ya han instalado una plataforma que puede servir como helipuerto para transportar hombres y materiales al sitio. También se construyó una superficie habitable de 15 m2, con capacidad para cuatro personas con cocina, ducha y WC, para permitir a los carpinteros pasar la semana en esta isla de difícil acceso.
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Encargado en marzo de 1875, para marcar los accesos a la Raz de Sein, una zona de violentas corrientes salpicada de islotes al borde del agua, el faro consta de una torre cuadrada y una casa para el guardián, poco adaptadas a las duras condiciones climáticas. . Veintitrés vigilantes se sucedieron en la roca en 35 años, hasta que fue automatizada en 1910. Es el único faro construido en mar abierto en Francia. Un lugar que la leyenda dice que está embrujado.
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“El sitio de construcción tiene como objetivo salvar el edificio. Realmente estamos en la salvaguardia misma”, describe Jean-Charles Caraes, director de obra. El edificio se está deteriorando tanto “que habría riesgo a largo plazo de que se derrumbe el techo o el piso”, agregó. Sin embargo, si la casa se cae, el faro no aguantará”. Ateliers DLB debe reemplazar la estructura y el piso, mientras que Aubert Couvertures instalará un nuevo techo de cobre a fines de septiembre.
“Si hubiera sido una obra en tierra, se habría terminado en mes y medio”, aseguró Jean-Charles Caraes. «Pero sabemos que puede llevar seis meses» dependiendo de las condiciones climáticas, agregó, describiendo «una aventura extraordinaria». Las 13 vigas de roble de 300 kilos cada una deberán transportarse por vía aérea en la obra, así como todas las herramientas de obra. La obra, con un coste de más de 600.000 euros, cuenta con el apoyo del fondo de intervención marítima, creado por el Ministerio del Mar.