¡Todos al salón! La Fiscalía de Colombia llamó este martes a declarar a todos los protagonistas del sonado escándalo que salpica al presidente Gustavo Petro, cuyo último episodio es la muerte este viernes de un miembro de la seguridad presidencial.

El asunto ocupa titulares desde principios de junio: revelado por el semanario opositor Semana, este escándalo político con cajones, con chantaje, dólares voladores, detector de mentiras, escuchas telefónicas y grabaciones sensacionalistas, resultó en la destitución de dos de los jefes de los colaboradores más cercanos del Estado (su directora de gabinete, Laura Sarabia, y el embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti), luego a su participación en el presunto financiamiento ilegal de su campaña electoral.

Último acto y primera muerte de esta telenovela política: la noche del viernes, un teniente coronel de la policía fue encontrado muerto al volante de su vehículo en Bogotá, aparentemente habiéndose disparado un tiro en la cabeza. El presidente Petro habló inmediatamente de un suicidio y se acercó a la cama de la familia, cuestionándose en Twitter, «¿por qué se sintió tan abrumado para tomar una decisión tan terrible?»

El oficial Oscar Dávila, «adscrito a la seguridad de la Presidencia de la República» según Gustavo Petro, estaría directamente involucrado en posibles escuchas ilegales ordenadas por Laura Sarabia contra la exenfermera de sus hijos, de quien sospechaba el robo de un maletín de varios miles de dólares a su casa.

El medio en línea Cambio reveló que contactaron al oficial el día de su muerte para obtener su historia. «No puedo opinar sobre este tema (…) me van a destrozar», se limitó a responder el teniente coronel, que luego intentó volver a llamar a su interlocutor unos minutos antes de su muerte. El 2 de junio, el policía había escrito a la Fiscalía para expresar su disponibilidad para declarar. Según su abogado Miguel Ángel del Río, con quien se había puesto en contacto antes de este testimonio, Óscar Dávila dijo que fue «perseguido» y «amenazado» por los investigadores de la fiscalía.

Depuis que le scandale a éclaté, les enquêteurs du Parquet se sont rendus à deux reprises à la présidence, la dernière fois le 6 juin, dans un discret bureau au 13e étage d’un bâtiment voisin de la présidence où le lieutenant-colonel Davila avait su escritorio. La prensa local, Semana a la cabeza, no dejó de titular el «misterio del piso 13». La Fiscalía Francisco Barbosa anunció en un comunicado que había citado desde el jueves hasta el 23 de junio a los conocidos protagonistas de todo el caso.

Por «la muerte del coronel Dávila» (el comunicado de prensa no menciona el suicidio), Me Ángel del Río y el jefe de seguridad presidencial, el coronel Carlos Feria Buitrago, están citados el 15 de junio para «hacer su declaración bajo juramento». Sobre el robo de la maleta de boletos, el exjefe de gabinete de Gustavo Petro deberá declarar el 22 de junio.

Por el “posible uso de un detector de mentiras” en la presidencia, por lo que hay dos investigaciones abiertas, seis personas están citadas el 20 y 21 de junio, entre ellas cuatro miembros de la seguridad presidencial y el esposo de Laura Sarabia. Finalmente, el exembajador en Venezuela está llamado a dar su versión de los hechos el 23 de junio, “para que aclare y explique varias de sus declaraciones sobre un supuesto financiamiento ilegal de la campaña electoral” del candidato Petro.

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En grabaciones de audio filtradas a la prensa, Armando Benedetti, quien jugó un papel clave en la victoria del primer presidente de izquierda en la historia del país en el verano de 2022, había amenazado al jefe de Gabinete con revelar supuestos financiamientos ilegales hasta 3,5 millones de dólares en la costa caribeña.

Armando Benedetti trató entonces de aclararse, explicando que había estado «enojado» y bajo los efectos de la «bebida». Le presentó a la niñera ahora sospechosa de robar dólares a Laura Sarabia, para chantajear a esta última y obtener un cargo ministerial.

Este escándalo llega además en un momento en que las relaciones entre Gustavo Petro y el fiscal general Barbosa son execrables, acusando el jefe de Estado a este último, designado bajo el presidente conservador Iván Duque, de instrumentalizar la justicia contra su gobierno de «cambio». En primera plana de toda la prensa nacional desde principios de junio, el escándalo ha pasado a un segundo plano en los últimos días con el milagroso rescate de cuatro niños indígenas en la selva amazónica. Pero las próximas audiencias inevitablemente deberían revivir el caso.