(Shanghai) Su estreno mundial en la cara oculta de la Luna durante el fin de semana recordó los grandes avances realizados en el espacio por China, que espera que sus empresas privadas rivalicen con SpaceX de Elon Musk.
Sin duda, las start-ups del gigante asiático están muy por detrás de gigantes estadounidenses como SpaceX, que el jueves realizó el cuarto vuelo de prueba de su megacohete Starship, el mayor del mundo.
Pero la brecha se está reduciendo, porque China ahora apoya activamente a su sector privado, lo que le permite fortalecer sus capacidades, explican los expertos a la AFP.
«Dentro de cinco años, SpaceX podría sentirse bajo presión», dijo a la AFP Chen Lan, especialista del programa espacial chino.
“La situación actual en el mercado de los vehículos eléctricos podría repetirse”, explica, refiriéndose al fabricante de automóviles Tesla, otra empresa de Elon Musk, recientemente superada en términos de ventas por su rival chino BYD.
Según Chen Lan, el gran “león” SpaceX pronto podría, como Tesla en la industria del automóvil, tener que enfrentarse a la “manada de lobos” de las empresas privadas chinas.
China abrió su sector espacial al capital privado a finales de 2014. Desde entonces, cientos de empresas han llenado la brecha.
El lanzador «Ceres-1» del grupo Galactic Energy, por ejemplo, volvió a poner en órbita el jueves tres satélites, uno de las decenas de lanzamientos previstos en el país este año.
«El sector espacial comercial de China es impresionante en tamaño y profundidad», dice Blaine Curcio, fundador de Orbital Gateway Consulting.
Si SpaceX sigue “muy por delante” de los principales líderes del sector privado chino, “China probablemente esté por delante” entre las empresas más secundarias, señala.
China, un importante país espacial, tiene una estación espacial y ha alunizado máquinas en la Luna y Marte, donde planea enviar misiones tripuladas para 2030 y 2033 respectivamente.
El gigante asiático también logró el domingo, por primera vez en el mundo, colocar muestras de la cara oculta de la Luna en órbita lunar, antes de su regreso a la Tierra previsto para finales de junio.
Actualmente, el sector privado chino está especializado principalmente en la puesta en órbita de satélites.
Juntas, sus empresas tienen una considerable capacidad de lanzamiento, esencial para permitir que los proyectos estatales establezcan megaconstelaciones, informó en abril la televisión estatal CCTV.
China está desarrollando dos de esas redes: Guowang y G60 Starlink, que se espera que tengan unos 13.000 y 12.000 satélites, respectivamente.
Sin embargo, los satélites chinos actualmente en órbita son cientos y no miles.
Sin embargo, la velocidad de despliegue es crucial, según CCTV, porque los proyectos chinos se enfrentan a la competencia de otros países y a limitaciones relacionadas con el número de naves espaciales en órbita y las frecuencias disponibles.
SpaceX se configura como un cuasi modelo a seguir por CCTV. Sus cohetes Falcon 9 sirven ahora a la NASA y su constelación Starlink cubre decenas de países.
El espacio es objeto de una amarga rivalidad entre Washington y Beijing, cada uno de los cuales acusa al otro de querer ocultar objetivos militares.
Un exjefe del Comando Espacial de Estados Unidos declaró recientemente que la próxima década sería “la más crucial” de la historia en lo que respecta a la competencia con China en el espacio.
«No podemos darnos el lujo de perder», subrayó.
En China existen “vínculos estrechos” entre el Estado y las empresas privadas, dice Blaine Curcio, porque varias fueron fundadas por ex empleados de grupos públicos o investigadores de institutos gubernamentales.
La relación no siempre ha sido sencilla, “porque el Estado se resiste a abandonar su monopolio” y el ámbito de acción de las empresas privadas tiene límites, subraya.
Pero en diciembre, durante una reunión de altos dirigentes chinos, pidieron “cultivar” el sector espacial privado, calificado de “estratégico”.
Un total de 26 lanzamientos fueron realizados por empresas comerciales en China en 2023, según los medios estatales.
Entre ellos se encuentra el Zhuque-2, diseñado por la empresa privada LandSpace y el primer cohete del mundo en alcanzar la órbita con motores de metano líquido, una tecnología prometedora que permite, en particular, reducir costes.
«El próximo gran paso» para las empresas privadas chinas «será diseñar un cohete tipo Falcon 9 (como SpaceX) y dominar la técnica de reutilización de la primera etapa» del lanzador, señala Chen Lan.
Según él, varias empresas deberían lograrlo este año.
Se espera que el sector privado lleve a cabo alrededor de 30 de los aproximadamente 100 lanzamientos previstos en China en 2024.
En comparación, SpaceX realizó 98 de 109 lanzamientos estadounidenses el año pasado, según el astrofísico Jonathan McDowell, lo que subraya la superioridad estadounidense por el momento en este sector.