(Madrid) El lazo judicial se está estrechando sobre Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, citada a principios de julio como sospechosa en una investigación contra ella por corrupción y tráfico de influencias.

En el centro de todos los ataques de la oposición desde hace semanas, este asunto envenena la vida del líder socialista, que sorprendió a finales de abril, tras el anuncio de la apertura de la investigación, al afirmar que pensaba dimitir y suspender sus actividades. durante cinco días antes de permanecer finalmente en su puesto.

Cobró aún mayor importancia este martes con el anuncio por parte del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Madrid de la citación de Begoña Gómez por parte del juez de instrucción encargado del caso.  

En un breve comunicado de tres líneas, el TSJ de Madrid indicó que sería interrogada «como sospechosa» el próximo 5 de julio a las 10.00 horas en relación con «presuntos delitos de corrupción en el sector privado y tráfico de influencias».

Interrogada tras el Consejo de Ministros, la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, afirmó que en el expediente no había «nada de nada» y denunció «las mentiras y la desinformación» que llevaron a la apertura de esta investigación, de la que la derecha y la La extrema derecha está, según ella, en el origen.

También destacó la «extrañeza» del momento de este anuncio, pocos días antes de las elecciones europeas, sugiriendo que el magistrado tenía segundas intenciones políticas.

La oposición de derecha, por su parte, aplaudió esta decisión y pidió la dimisión del primer ministro.

Pedro Sánchez debe «asumir inmediatamente sus responsabilidades» y «comunicar su decisión al país», lanzó el líder del Partido Popular (PP, derecha conservadora), Alberto Núñez Feijóo.

«Cualquier presidente (del Gobierno) con un mínimo de dignidad habría dimitido hoy», añadió a la prensa el portavoz del partido, Borja Semper.

El anuncio del TSJ de Madrid se produce tras el rechazo, el 29 de mayo, de la petición del fiscal de desestimar la investigación contra la esposa del presidente del Gobierno.

Un tribunal de Madrid consideró entonces «inusual» la voluntad de la Fiscalía de «impedir cualquier investigación» y dictaminó que «los indicios relativos a la presunta comisión de un delito» eran «suficientes» para justificar la continuación de la investigación previa.  

Estas pistas son “más que simples sospechas”, insistió, haciendo inevitable la citación de Begoña Gómez.

La investigación se abrió el 16 de abril tras una denuncia de un colectivo cercano a la extrema derecha llamado “Manos limpias”, que admitió que su enfoque se basó únicamente en artículos de prensa.

En su decisión del 29 de mayo, el tribunal, tras rechazar el recurso de la fiscalía, había limitado el alcance de las investigaciones al apoyo prestado por la señora Gómez, mediante cartas de recomendación, a un contratista en el marco de licitaciones públicas por un importe de 10 millones de euros que ganó.

El tribunal había, en cambio, retirado del ámbito de la investigación los vínculos establecidos por Begoña Gómez con el director general del grupo turístico español Globalia cuando este último negociaba ayudas públicas en plena pandemia de COVID-19 para su aerolínea Aire Europa.

Se trata sólo de una “mera conjetura”, afirmó.

Por tanto, este juzgado se negó a archivar el caso, a pesar de un informe de la Guardia Civil que concluía que no había pruebas.  

Debilitado por este asunto, Pedro Sánchez denunció a finales de abril una “estrategia de acoso y derribo” proveniente de “medios de comunicación fuertemente influenciados por la derecha y la extrema derecha” y apoyados, según él, por la oposición conservadora.

«Mi esposa es honesta en su profesión, seria y responsable y mi gobierno es un gobierno limpio», dijo a los diputados hace dos semanas, diciendo que estaba «seguro de que la justicia cerrará pronto» el caso.

Las acusaciones contra Begoña Gómez también estuvieron en el centro de una crisis diplomática con Argentina el mes pasado, después de que el presidente ultraliberal argentino Javier Milei, de visita en Madrid, transmitiera ataques de la derecha española contra la esposa de Sánchez, calificándola de “corrupta”.