Le Figaro Niza

Propietarios en la calle que exigen que les devuelvan su piso y un inquilino desesperado, sin recursos ni plan B: estos son los protagonistas de este asunto sensible, complejo y – hay que admitirlo – conmovedor. Un dossier que arroja luz sobre la miseria social a modo de rompecabezas.

Todo comienza con un mensaje publicado en Facebook el 18 de agosto al final del día. Una tal Sarah S. confiesa su angustia en la red social. Después de pasar seis años en Reunión con su marido y sus hijos, esta última explica que han decidido regresar a Francia y más concretamente a Cagnes-sur-Mer, muy cerca de Niza (Alpes Marítimos). Le conjoint de Sarah est propriétaire d’un petit appartement dans cette commune du littoral et il doit permettre à la famille «d’avoir un toit au-dessus de [la] tête», le temps de prendre ses marques et de trouver mieux par la continuación. Sarah insiste: “Estábamos felices, felices de regresar a Francia”. A priori, nada debe frustrar su plan. Al fin y al cabo, el último inquilino del apartamento fue avisado en enero de que pronto tendría que desalojar el inmueble.

La mañana del 18 de agosto, día en que finaliza el contrato de arrendamiento, Sarah y Franck acuden allí para hacer un inventario y despedirse de su inquilino. Nada sale según lo planeado. Éste no tiene intención de liberar el lugar y les hace entender a su manera. Se atrinchera en el interior e incluso llega a amenazar a la pareja con un cuchillo detrás de un cristal. Se avisa a la policía, se presenta una denuncia, pero no pasa nada. En su mensaje, Sarah lamenta que la policía haya dado la razón al inquilino, al menos «hasta el aviso de desalojo». Y continúa: “Así que aquí nos vemos obligados a pasar por un procedimiento que, sabemos, será largo y costoso. Hoy somos personas sin hogar y tenemos dos hijos, incluido un bebé de 21 meses.

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Aún en la red social, Sarah se muestra exasperada. Se pregunta sobre “estas leyes” que permiten a un individuo “poner a una familia en la calle”. De hecho, sólo una decisión judicial dictada tras la presentación de una orden provisional por parte de un abogado puede dar luz verde al prefecto para recurrir a las fuerzas del orden para desalojar al inquilino. Oficialmente no se le considera un okupa ya que no se ha firmado el final de su contrato de arrendamiento y no se ha realizado el inventario. Así lo confirma la señora Valérie Moulines Denis, abogada en derecho inmobiliario. “Parece ser un inquilino con contrato de arrendamiento. Por lo tanto, la ley antiocupación no puede aplicarse. La policía no puede intervenir como una okupa. Es casi igual de impactante pero no es una sentadilla”, insiste. Y el abogado precisa que «si, tras obtener la sentencia, el Estado se niega a conceder la asistencia de la policía para desalojar al inquilino, el propietario puede ser indemnizado por el Estado».

Enterado de la situación, el diputado (RN) de la sexta circunscripción de los Alpes Marítimos, Bryan Masson, escribió al prefecto Bernard González para alertarlo. “Esta situación (…) bloquea todos los trámites administrativos para la pareja que, sin dirección postal, no puede iniciar ningún trámite administrativo. Redactar el contrato de trabajo del padre, matricular al mayor en el colegio o solicitar asistencia materna para su hijo de un año y medio, todas estas gestiones vitales, imposibles de realizar sin una dirección postal, le aconseja. .

Al juzgar el escandaloso asunto, el parlamentario pidió una rápida intervención de los servicios del Estado para que la familia pueda «abordar con serenidad el inicio del curso escolar». A lo que el representante del Estado en el departamento respondió que miraría “muy de cerca esta situación”.

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Por parte del ayuntamiento de Cagnes-sur-Mer, el caso también llamó la atención del alcalde, Louis Nègre, que encargó a su asistente para cuestiones sociales y de vivienda, Noëlle Palazzetti, que se reuniera con las distintas partes. “Primero debemos tener en cuenta que se trata de un asunto privado y que, como tal, nuestros medios de acción son muy limitados. No estamos aquí para juzgar”, explica. El municipio de Cagnoise se ve tanto más incapaz de ayudar a la familia cuanto que admite que no dispone de alojamientos vacíos donde alojar a los ciudadanos que se encuentran en la calle. «De todos modos hemos domiciliado a la familia en el CCAS (Centro Comunal de Acción Social) para que no se vean obstaculizados en sus trámites administrativos», especifica la asistente.

El municipio también indica que ha activado su red de socios para encontrar alojamiento de emergencia para la pareja y sus hijos. “Les encontramos un apartamento amueblado de tres habitaciones en una residencia hotelera con un alquiler correspondiente a sus ingresos”, asegura Noëlle Palazzetti. El inquilino recalcitrante fue recibido en el ayuntamiento para un punto en torno a su situación. “Es alguien que actualmente no tiene trabajo, tiene muy bajos ingresos y no puede permitirse una vivienda en otro lugar. Pero está en búsqueda activa”, apoya el teniente de alcalde. “En cualquier caso, ponemos todas nuestras fuerzas para ayudar a ambas partes. Espero que no lleguemos al punto de la expulsión”, concluye.