Francia en la cita de las semifinales de la Eurocopa. Los ‘bleus’ no tendrán que esperar hasta el miércoles para validar su billete para los cuartos de final de la competición. A partir de este lunes, doloridos ante los austriacos (33-28), de magnífico coraje pero un poco demasiado cortos al final del partido, los vigentes campeones olímpicos consiguieron un tercer éxito en tres partidos durante la ronda principal, lo que les asegura una de los dos primeros puestos de su grupo. Hermoso trabajo.

En cualquier caso, si era necesario confirmar el estatus de Austria como equipo sorpresa en la competición, la primera parte fue la mejor prueba. En primer lugar, al inicio del partido, donde los austriacos se divirtieron con la defensa francesa durante los primeros cinco minutos, como un muy efectivo Janko Bozovic (3-5). Y al final del primer acto, cuando los hombres de Ales Pajovic infligieron un 4-0 a los blues por dentro para llegar al vestuario con una pequeña ventaja (15-16). Lo que significaba, de todos modos, que entre los dos Francia había sabido reaccionar y hacerlo mejor ante la defensa austriaca. Entre un sublime kung-fu entre Nedim Remili y Dika Mem, la eficacia de Ludovic Fábregas en el pivote o la de Hugo Descat en el juego rápido, los hombres de Guillaume Gille habían logrado tomar una ventaja de tres puntos (15 -12, 26º), antes verlo volar en tres minutos exactos.

Tan pronto como se reinició, el escenario se repitió, una y otra vez. Los Blues anotaron un 4-0 (21-18, 37º) y pensábamos que los veríamos continuar hasta el final. Pero no, Lukas Hutecek se incendió repentinamente para marcar tres goles consecutivos y Austria volvió al juego, como si fuera insumergible (22-22, 43). Excepto que el técnico austriaco no tiene la misma profundidad en el banquillo que Guillaume Gille. Y cuando Dylan Nahi, Kentin Mahé o incluso Nicolas Tournat salieron del banquillo para marcar, Austria acabó atacando físicamente, buscando en vano un héroe (26-23, 49º). Y esta vez, aleluya, los Bleus ya no dejaron escapar su ventaja, Samir Bellahcene hizo grandes paradas para apagar las últimas esperanzas austriacas, finalmente derrotadas, duramente, por cinco goles (33-28). La mayor brecha en un partido mucho más igualado de lo que podría sugerir este marcador. Excepto que, cerca o no, al final es Francia quien gana.