Los esfuerzos de la Unión Europea por reducir su dependencia de los hidrocarburos rusos y, por tanto, restringir su participación en el fondo de guerra de Moscú, han tenido resultados mixtos. Esto es particularmente cierto en el caso del gas.

Con el 40% de su consumo importado de Rusia antes de la invasión de Ucrania, la UE, demasiado dependiente para establecer un embargo, se contentó con reducir sus importaciones. Fue “ayudada” por Moscú, que, como medida de represalia contra las sanciones occidentales, particularmente sobre el petróleo, redujo significativamente sus entregas de gas. Sobre todo desde que los conductos submarinos Nord Stream, que le permitían abastecer a Europa, en particular a Alemania, fueron saboteados en septiembre de 2022. Las entregas globales de gas ruso a Europa cayeron a finales de 2023 hasta casi el 15% de las compras de la UE.

Tras la importante caída de las entregas de gas ruso, Europa tuvo que adaptarse. Se ha orientado más hacia el gas natural licuado (GNL), transportado por barco. Sus compras de GNL superaron los 170.000 millones de euros en 2022 y 2023, indica un estudio del grupo de expertos estadounidense IEEFA (Instituto de Economía y Análisis Financiero de la Energía). Casi la mitad de las importaciones (75 mil millones de euros) provinieron de Estados Unidos, mientras que Rusia envió casi el 15% (24 mil millones de euros), superando así a Qatar, el principal exportador de GNL del mundo.

A diferencia del gas transportado por gasoducto, el GNL ruso ha visto aumentar su participación en las importaciones europeas. «Casi nulas antes de la invasión de Ucrania, las compras de GNL ruso representan hoy casi la mitad de las compras de gas ruso por parte de la UE», subraya el especialista francés en energía Thierry Bros. Grecia y Turquía comenzaron a importarlos en 2022. Los envíos a España se duplicaron y los a Bélgica se triplicaron. En conjunto, España, Francia y Bélgica recibieron el 80 % de las importaciones europeas de GNL ruso el año pasado, según el estudio.

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Mientras tanto, el consumo de gas en Europa en 2023 cayó a su nivel más bajo en diez años. En los dos años transcurridos desde que Rusia invadió Ucrania, la demanda de gas ha caído un 20 % en todo el continente (UE, Reino Unido, Noruega y Turquía). Cayó a 452 mil millones de metros cúbicos, por debajo del consumo de 2014.

Europa ha superado la crisis energética y se ha organizado para seguir reduciendo su consumo de gas, “en parte gracias a medidas de eficiencia energética y energías renovables”. Por tanto, el consumo de GNL en el continente debería alcanzar su punto máximo en 2025, predice el IEEFA.

Si bien se espera que el suministro de gas siga creciendo. “Se espera que los proyectos de GNL encargados a partir de 2025 sumen el equivalente al 45% del suministro total de GNL a nivel mundial, y al 6% del suministro total de gas”, calculó la firma Global Sovereign Advisory. Buenas noticias para los precios del gas en Europa. Después de alcanzar picos de casi 340 euros por megavatio hora en agosto de 2022, volvieron a caer a 24 euros, cerca de los precios de antes de la guerra.