La justicia estadounidense anunció el jueves 15 de febrero la acusación de un ex informante del FBI, procesado por haber mentido y fabricado falsas acusaciones de corrupción contra el hijo de Joe Biden, Hunter, acusaciones que luego fueron utilizadas por la derecha para intentar destituir al presidente.
Alexander Smirnov, exinformante de la policía federal, fue arrestado el jueves en Las Vegas, según un comunicado de prensa del fiscal especial que investiga a Hunter Biden. Este hombre de 43 años es sospechoso de haber mentido, acusando a Joe y Hunter Biden de haber recibido cada uno cinco millones de dólares en sobornos para permitir que una empresa de gas ucraniana, Burisma, escapara de la persecución. El exinformante “proporcionó información falsa y despectiva al FBI sobre” Joe y Hunter Biden, según la acusación. Un delito por el que se enfrenta a 25 años de prisión.
Este nuevo giro debilita la investigación de impeachment liderada por los republicanos en el Congreso contra Joe Biden, pocos meses antes de un probable nuevo cara a cara entre el demócrata y Donald Trump por la Casa Blanca. La derecha acusa a Joe Biden, hasta ahora sin pruebas concluyentes, de haber utilizado su influencia cuando era vicepresidente de Barack Obama (2009-2017) para permitir a su hijo Hunter realizar acuerdos cuestionables en Ucrania y China.
La historia de Alexander Smirnov se había filtrado a la esfera pública y se había convertido en una pieza central para alimentar estas sospechas. Pero, según la acusación, se trata de una historia completamente inventada. Según la investigación, el dato dado por el informante no encaja por un problema cronológico. En 2020, el informante aseguró a un agente del FBI que tuvo una reunión con funcionarios de Burisma «en 2015 y/o 2016, durante la administración Obama/Biden».
Los miembros de esta compañía de gas ucraniana confiaron entonces que habían contratado a Hunter Biden en su consejo de administración para “protegerse, a través de su padre, de todo tipo de problemas”, según el informante. Un servicio por el que “habían pagado específicamente 5 millones de dólares” cada uno a Joe Biden y a su hijo. Este escenario pareció resonar con la destitución en 2016 de un fiscal ucraniano que investigaba a Burisma. Una decisión detrás de la cual los republicanos ven la mano de Biden.
Pero la investigación reveló que Alexander Smirnov solo había estado en contacto con Burisma en 2017, una vez que Donald Trump llegó al poder. En aquel momento, Joe Biden “no tenía forma de influir en la política estadounidense”, subraya la acusación. El informante “transformó sus contactos comerciales rutinarios y ordinarios con Burisma en 2017 (…) en acusaciones de corrupción” contra Joe Biden, continúa el documento. Y esperó hasta 2020 para hacerlo, “después de tomar partido en contra (…) de su candidatura” a la Casa Blanca.
Hunter Biden, un empresario convertido ahora a la pintura, es el blanco favorito de los republicanos en Estados Unidos, que alimentaron las sospechas sobre sus negocios en Ucrania y China durante la era Obama. Pero la investigación judicial en curso sobre el hijo del presidente hasta ahora no ha podido fundamentar estas acusaciones. Elle a surtout souligné ses problèmes d’addiction aux drogues et à l’alcool – qu’il assure avoir surmontés – et a débouché sur deux inculpations à son encontre: l’une pour fraude fiscale, et l’autre pour détention illégale d’ arma de fuego.