El director ejecutivo de CAE, Marc Parent, dice que el creciente uso de contratistas privados por parte de los ejércitos occidentales –incluido el de Canadá– es un buen augurio para su empresa y para la seguridad global, incluso cuando persisten dudas sobre los gastos y la responsabilidad.

La escalada de los conflictos internacionales ha desencadenado una acumulación militar que significa que los gobiernos, que enfrentan escasez de personal, dependen cada vez más de empresas del sector privado para servicios de catering, construcción, mercenarios y otros, dijo Parent en una entrevista.

“Las fuerzas armadas literalmente no tienen suficiente personal uniformado para poder realizar operaciones por sí mismas. En Canadá, están recurriendo a la industria privada para poder proporcionar cada vez más servicios contratados en apoyo a los militares”, dijo, añadiendo que la tendencia es global.

El mes pasado, una empresa conjunta entre CAE, con sede en Montreal, y KF Aerospace, con sede en Columbia Británica, recibió un contrato de 11.200 millones de dólares del gobierno federal para entrenar tripulaciones aéreas y proporcionar simuladores a la Real Fuerza Aérea Canadiense (BOW).

El acuerdo de 25 años representa una gran expansión del papel anterior del fabricante de simuladores de vuelo en el entrenamiento de la RCAF, ya que la asociación apunta a asumir la responsabilidad de más áreas, como el apoyo al entrenamiento de las tripulaciones aéreas y la compra de aviones de entrenamiento.

“Básicamente administraremos las bases aquí”, dijo Parent, refiriéndose a las de Moose Jaw, Sask., Winnipeg y Portage la Prairie, Man.

«El gobierno canadiense está esencialmente transformando la forma en que proporciona capacitación a las tripulaciones de vuelo», argumentó, y agregó que «casi todo» en esta área se subcontratará.

En un mundo de combate tecnológicamente complejo, las empresas pueden llenar nichos críticos para las fuerzas armadas que ya carecen de reclutas.

El ministro de Defensa, Bill Blair, dice que las Fuerzas Armadas canadienses enfrentan un déficit de 16.500 miembros que podría tardar años en cubrirse.

David Perry, presidente del Instituto Canadiense de Asuntos Globales, sostuvo que tiene sentido recurrir a las grandes corporaciones y empresas especializadas para aprovechar, entre otras áreas, «un conjunto de habilidades especializadas relacionadas con la tecnología digital».

«Sin duda, el sector privado puede tomar decisiones más eficientes, más ágiles y más rápidas», afirmó Perry.

Sin embargo, el Proyecto Costos de la Guerra de la Universidad Brown en Rhode Island dice que el ejército está gastando una porción cada vez mayor de su presupuesto en contratistas con poca responsabilidad sobre cómo se gastan los fondos.

La Alianza de Servicios Públicos de Canadá sostiene que no hay pruebas de que los miles de millones de dólares públicos gastados cada año en contratos de defensa con empresas privadas sean un uso eficiente de los fondos.