En 2023, según las cifras publicadas por el Tribunal de Cuentas, las multas de tráfico generaron dos mil millones de euros, lo que supone un aumento del 7 % con respecto a 2022. Un salto que se explica, en particular, por el número récord de radares automáticos instalados actualmente en nuestras carreteras. Carreteras: 4.661 dispositivos frente a 4.530 en 2022. Sus actividades generaron 747 millones de euros de ingresos frente a 707 en 2022.
Según Me Rémy Josseaume, especialista en derecho del automóvil, se pueden esperar otros aumentos en los próximos años. “Porque la ley (de enero de 2023) prevé darle a los alcaldes la facultad de instalar radares en sus municipios”, recuerda. El decreto de aplicación también se publicó el pasado mes de marzo. Se deben tomar otras medidas para que los funcionarios electos locales puedan aprovechar estas nuevas prerrogativas.
Lea también “Lo anunciamos, se confirma”: el fin de la retirada de puntos por infracciones leves de velocidad responsabiliza del aumento de accidentes mortales
Para el abogado, estos ingresos récord demuestran que este sistema sancionador ha llegado a sus límites en términos de prevención: “Siempre tenemos más ingresos y la seguridad vial ya no mejora. Desde hace varios años seguimos teniendo muchas muertes en las carreteras. Según él, para reducir el número de muertes es necesario explorar otras vías además de la velocidad, como la aplicación de una nueva política para combatir las drogas y el alcohol al conducir o incluso conducir sin permiso.
Los servicios estatales acaban de crear también un teleservicio que permite a los empresarios del transporte público de personas o mercancías por carretera conocer -mediante una suscripción a una plataforma- la validez del permiso de conducción de sus asalariados asignados a la conducción (pero no su saldo de puntos).
El Tribunal de Cuentas señala, sin embargo, que estos dos mil millones de euros de ingresos se obtienen incluyendo infracciones no relacionadas con la seguridad vial.
Así, las infracciones o infracciones que dan lugar a multas pagadas en el acto, como la ocupación ilegal de vestíbulos de edificios o la posesión de cannabis, contribuyen a esta cuenta dedicada a la seguridad vial. La razón es simple: las autoridades utilizan la misma herramienta -el llamado informe PVE electrónico- para sancionar el estacionamiento ilegal o la adquisición de drogas. La cuenta «seguridad vial» se convierte así en una cuenta global, lamenta el Tribunal de Cuentas, que se muestra muy crítico en otros puntos.
También señala que no se tienen en cuenta determinados ingresos procedentes de multas de seguridad vial. Una desorganización que se traduce en falta de transparencia. “La compleja arquitectura del CAS (Nota del editor: cuenta de asignación especial para el control del tráfico y del estacionamiento) carece de visibilidad”, denuncia.
Finalmente, los magistrados de la calle Cambon se mostraron decepcionados al señalar que “sólo el 62% de los créditos se utilizan para acciones relacionadas con la seguridad vial”. El 38% de estas sumas se utilizan para reducir la deuda estatal.