Ucrania ya comenzó a usar bombas de racimo lanzadas por Estados Unidos contra posiciones rusas en el sureste de Ucrania, según el Washington Post, que transmite la declaración de un funcionario ucraniano.

Según esta fuente, Kiev habría utilizado estas controvertidas armas para romper las defensas rusas sólidamente instaladas que ralentizaron la contraofensiva ucraniana en junio. Según los informes, se atacaron en particular los refugios y las trincheras. Se dice que Ucrania usó estas armas en respuesta a los ataques rusos que golpearon la región portuaria de Odessa por tercera noche consecutiva. Un ataque a la ciudad portuaria de Mykolaiv también dejó 19 heridos, incluidos cinco niños.

Según Naciones Unidas, Rusia ya ha utilizado bombas de racimo desde el inicio de la invasión de Ucrania el 24 de febrero. El domingo pasado, Vladimir Putin amenazó con tomar represalias contra un posible uso por parte de Kiev de estas bombas.

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El anuncio de la decisión estadounidense de enviar bombas de racimo a Ucrania despertó la ira de las organizaciones humanitarias y la reacción de muchos gobiernos. Estas armas, prohibidas por la Convención de Oslo, explotan por primera vez en vuelo para dispersar, indiscriminadamente y sobre una gran área que puede alcanzar la superficie de varios campos de fútbol, ​​multitud de pequeños explosivos, como una lluvia de acero. Estos explosivos pueden tener efectos incendiarios, antipersonal o antimaterial. Sobre todo, algunos no explotan y se entierran en el suelo.

Pero el Tratado de Oslo fue firmado por un total de 123 países, con la notable excepción de países como Israel o China, y sobre todo los grandes protagonistas de la guerra de Ucrania, que son Rusia, Estados Unidos y la propia Ucrania.

Sin embargo, «el Tratado de Oslo solo expresa una repugnancia frente a estas armas que socavan los principales principios generales del derecho de los conflictos armados», explicó el profesor de la Universidad de Lyon 3 y especialista en derecho internacional humanitario David Cumin en Figaro. “Rocían áreas enteras y no apuntan, por lo que desafían la distinción entre combatientes y no combatientes. A veces las bolas no explotan, por lo que se vulnera el principio de seguridad medioambiental y el principio de distinción entre guerra y paz. Finalmente, provoca lesiones muy especiales, de difícil reparación, que atentan contra el principio de humanidad”, resume el especialista.

Por lo tanto, convencionalmente, nada impide que los Estados Unidos entreguen municiones en racimo a Ucrania o que Ucrania use las armas entregadas. El uso de estas armas sigue siendo contrario a los principios generales más importantes del derecho de los conflictos armados. Aparecidas masivamente durante la Segunda Guerra Mundial, producidas por la Alemania nazi y la Unión Soviética, las municiones en racimo fueron utilizadas por Estados Unidos en Irak y Afganistán, así como por Israel en Líbano, en particular contra Hezbolá en 2006.