Le Figaro Niza

Para el comité director que sigue el plan de protección de la atmósfera en los Alpes Marítimos, “la calidad del aire mejoró significativamente entre 2017 y 2022” en todo el departamento. Los distintos estudios han constatado un descenso de las emisiones contaminantes, en particular del dióxido de nitrógeno, indicador del tráfico rodado, entre otros.

Pero en este período, dos años estuvieron marcados por un cierre casi total de actividades debido a la crisis sanitaria. En las regiones maralpinas circulaban pocos coches y pocos aviones despegaban de la pista del aeropuerto de Niza Costa Azul. ¿Debería entonces ponerse en perspectiva esta afirmación? “Esto sigue siendo subjetivo, todo depende del punto de vista que se adopte”, responde Damián Piga, director de relaciones exteriores de AtmoSud, empresa encargada de medir los niveles de calidad del aire en el Sudeste. Pero confirma una mejora “real” respecto a los últimos años, “a pesar de la recuperación en 2022”. “La trayectoria sigue siendo descendente”, añade, aunque optimista.

Si bien esto sigue siendo alentador, la interpretación aún depende de los estándares en los que se basa el comité, que se reunió por tercera vez el 16 de noviembre. De las europeas vigentes, sólo quedarían 1.000 personas viviendo en una zona contaminada y de riesgo para la salud, sobre poco más de un millón de habitantes. Hace diez años, más de 100.000 Maralpins se vieron afectados. Pero Damien Piga matiza: hace diez años, estas normas ya deberían haberse respetado…

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Sin embargo, según los criterios de la Organización Mundial de la Salud, que aplica recomendaciones más estrictas, el 100% del territorio de los Alpes Marítimos se vería afectado por una mala calidad del aire, especialmente en lo que respecta a las partículas finas. En el punto de mira: las distintas carreteras de Niza, la capital de la Riviera, pero también “el impacto de la calefacción a leña, que no debe minimizarse”, subraya el responsable de AtmoSud, que observa, en el interior, los lugares afectados por la contaminación atmosférica, ahora en “ amarillo” en los mapas.

En su informe, y basándose en gráficos, la dirección regional de medio ambiente (DREAL) de Provenza-Alpes-Costa Azul señala “que a lo largo de los años, la mayoría de la población del departamento está expuesta a un impacto anual acumulado menor y, por tanto, mejor índice de aire. ¿Pero todavía es demasiado alto? “El próximo inventario será crucial para decidir si es necesario reforzar determinadas acciones”, indica además la administración. “Los esfuerzos deben continuar”, admiten también los servicios prefecturales competentes. Sobre todo porque las normas europeas en este ámbito podrían muy pronto volverse más estrictas, acercándose incluso a las recomendaciones de la OMS.

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Para Richard Chemla, teniente de alcalde encargado de Salud y Medio Ambiente, la «clara» mejora propuesta «debe darnos energía». “Los criterios de la OMS son muy estrictos y pueden disgustar a algunos municipios”, opina. Pero lo intentaremos”. Para él, limitar el uso del coche sigue siendo la prioridad para mejorar la calidad atmosférica. “El coche mata, hay que seguir explicándolo y al mismo tiempo seguir aumentando nuestras ofertas de transporte”, añade. Un desafío “complicado”, reconoce el electo, muy comprometido con este tema, especialmente en un departamento extenso y montañoso.

Por su parte, la ambientalista de Niza, Juliette Chesnel-Leroux, considera que la calidad del aire «no ha mejorado lo suficiente». “Es una pequeña caída de las emisiones, pero estamos muy, muy lejos de una trayectoria de reducción del -55% para 2030”, piensa, denunciando los cruceros en Cannes y Niza, o incluso la ampliación del aeropuerto. .

Según Richard Chemla, la vida soleada en el departamento de Maralpin también puede ser “un obstáculo” en lo que respecta a la dispersión de la contaminación atmosférica. A finales de agosto se habían registrado picos de nivel 2 durante varios días consecutivos. “Situaciones puntuales”, quisiera tranquilizar DREAL, relacionadas con el tiempo. Un aumento de las temperaturas podría deteriorar la calidad del aire. Por lo tanto, el desafío es doble en una región acostumbrada a estar arrullada por el sol durante todo el año.