Le Figaro Burdeos
En el pasillo peatonal que conduce a las aulas y a las residencias de estudiantes, dos niños pequeños viajan a toda velocidad en un quad eléctrico. El vídeo, filmado por un miembro bordelés de la Unión Interuniversitaria Nacional (UNI) y publicado en X, va acompañado del enlace a una petición, ya firmada por más de 200 personas, según el sindicato de estudiantes. “Me da asco ver esto, ¡hacen lo que quieren! No hay seguridad y la Presidencia sigue ocultando todo bajo la alfombra, escondiendo la cabeza en la arena”, critica su presidente, Dominique Organ. Si bien en enero ya se habían instalado allí caravanas, a principios de marzo una nueva comunidad de viajeros instaló su campamento en el aparcamiento del personal de la Universidad Bordeaux Montaigne. Una intrusión adicional que excede seriamente a algunos estudiantes.
“Se instalan en los aparcamientos de la universidad cuando ya tenemos dificultades para aparcar, utilizan el local y los aseos, varias personas nos han hablado de intimidaciones… A la sensación de inseguridad que ya existe por la presencia de activistas de extrema izquierda”, argumenta el sindicato de la oposición. Aumento del personal de seguridad, instalación de cámaras de videovigilancia… Pide medidas adicionales para “impedir a los viajeros regresar después de su partida”.
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«Hubo algunos incidentes», admite inmediatamente la Universidad de Burdeos Montaigne, «un profesor fue agredido verbalmente y los estudiantes se quejaron de los perros más o menos apegados que circulaban por el campus». Destacando también que las elecciones universitarias están en curso, la dirección precisa que “no tiene medios para hacer otra cosa que aumentar el número de denuncias y denuncias a la policía, mientras realiza trabajos de mediación”. Sin embargo, el “diálogo” es más o menos “complejo” dependiendo de “los grupos que se instalan”. También contactada sobre el tema, la UNEF no respondió a nuestras solicitudes.
“Nuestra prioridad es proteger el entorno de los edificios anticipándonos a movimientos e intrusiones en otros lugares”, añade la institución, que votó un presupuesto de 400.000 euros en 2023 para dotarse de medidas antiinvasión. Una dotación revisada al alza en 2024, que debería permitir completar los primeros proyectos dentro de un año. Sujeto a los plazos legales de expulsión, la universidad también reconoce que la instalación de cámaras de vigilancia es “un tema que plantean tanto el profesorado como los estudiantes y que hay que discutir”. Mientras tanto, los tres agentes de seguridad que vigilan diariamente el campus recibirán refuerzos tan pronto como la situación lo requiera y lo permita, especialmente por las tardes y los fines de semana.
Y si todavía se busca una solución duradera para evitar intrusiones, este campamento de nómadas debería ser evacuado la próxima semana. La prefectura de Gironda confirma a Le Figaro que recibió, el lunes, una solicitud de asistencia de la fuerza pública para desalojar el local… Hasta nuevo aviso.