Es necesario «consagrar en la ley» un sistema de control del hacinamiento carcelario, defiende el controlador penitenciario Dominique Simonnot en una opinión publicada el jueves en el Diario Oficial, mientras la población penitenciaria sigue alcanzando nuevos récords.
El hacinamiento es un problema endémico en las cárceles francesas. El 1 de agosto, Francia tenía más de 74.000 prisioneros repartidos en unos 60.000 lugares operativos.
“Más allá del carácter impersonal de las estadísticas, las conclusiones realizadas por la Contraloría General de Lugares de Privación de Libertad (CGLPL) a partir de 2012 en su opinión sobre la superpoblación carcelaria y más aún después del fin de la crisis sanitaria, muestran que las condiciones de detención se están deteriorando en todas sus dimensiones, al mismo tiempo que las condiciones de trabajo del personal penitenciario”, señala la señora Simonnot.
La superpoblación carcelaria crónica le valió a Francia una nueva condena del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) el 6 de julio. Sin embargo, lamenta el ex periodista de Le Canard Enchaîné, «no se han tomado medidas a escala nacional» para frenar el fenómeno.
«Si bien varias novedades normativas recientes se han presentado como soluciones que pueden mejorar la situación», la CGLPL constata «la ineficacia de las medidas indirectamente destinadas a reducir la superpoblación penitenciaria aplicadas desde 2008». Así, «el aumento del número de plazas penitenciarias no permite reducir la presión penitenciaria, y las alternativas al encarcelamiento previstas por la ley, así como los nuevos métodos de modificación de las penas, no cumplen su objetivo», lamenta.
Si bien está de acuerdo en la observación de la superpoblación penitenciaria, el ministro de Justicia, Éric Dupond-Moretti, difiere sobre los medios para remediarla. «La primera solución para combatir el hacinamiento carcelario es construir nuevas plazas penitenciarias operativas», escribió en las observaciones adjuntas al dictamen de la CGLPL.
«Un segundo medio para evitar el hacinamiento en las cárceles es garantizar que la detención se reserve para situaciones que lo requieran», añadió Dupond-Moretti, abogando también por «ajustes» de las penas breves o de «ajustes» de las sentencias breves. encarcelamiento como la detención domiciliaria bajo vigilancia electrónica o el servicio comunitario.
Es necesario «establecer un sistema normativo legislativo vinculante y ambicioso», pide Simonnot, que aboga por un mecanismo de este tipo desde hace varios años.
“La inclusión en la ley de un mecanismo vinculante de regulación penitenciaria, gestionado localmente por todos los actores de la cadena penitenciaria bajo la responsabilidad de la autoridad judicial, debe permitir, en un plazo fijado por la ley, reducir la superpoblación de los centros de prisión preventiva y respetar el derecho al internamiento individual. En cuanto a los colchones colocados en el suelo, deben prohibirse inmediatamente”, afirmó la CGLPL. Hasta el 1 de agosto, casi 2.400 detenidos fueron obligados a dormir en un colchón colocado en el suelo.
Las opiniones y recomendaciones de la CGLPL, autoridad administrativa independiente encargada de garantizar el respeto de los derechos fundamentales en las cárceles, pero también en los hospitales psiquiátricos, los centros de detención administrativa, los centros educativos cerrados y los locales de custodia policial, no son vinculantes.