El movimiento islamista palestino Hamás acusó el viernes al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de intentar obstruir los esfuerzos por lograr una tregua en la devastadora guerra en Gaza, alimentando dudas sobre un rápido acuerdo de alto el fuego. Sin embargo, Hamás anunció que viajará este sábado a El Cairo para seguir discutiendo el acuerdo de tregua.
En el séptimo mes de la guerra desencadenada por un sangriento ataque sin precedentes de Hamás contra Israel el 7 de octubre, continúan los bombardeos diarios israelíes sobre la Franja de Gaza amenazada de hambruna.
Les frappes ont notamment visé Rafah, ville du sud du territoire palestinien assiégé où M. Netanyahou veut lancer une offensive terrestre pour «anéantir» selon lui les dernières brigades du Hamas, mouvement qu’il considère comme terroriste de même que les États-Unis et la Unión Europea. «Haremos lo que sea necesario para vencer y derrotar a nuestro enemigo, también en Rafah», repitió el jueves, reafirmando su intención de lanzar esta ofensiva «con o sin acuerdo» de tregua.
Hossam Badran, miembro del buró político de Hamás, afirmando que estudiaba la oferta de tregua «con espíritu positivo», afirmó que las declaraciones de Netanyahu sobre una ofensiva en Rafah «claramente pretenden descarrilar cualquier posibilidad de acuerdo». «Netanyahu no está interesado en un acuerdo y por eso está haciendo declaraciones en los medios para frustrar los esfuerzos en curso» para una tregua de 40 días combinada con la liberación de los rehenes retenidos en Gaza, acusa.
Hamás, que tomó el poder en 2007 en Gaza, mantiene sus exigencias antes de cualquier acuerdo, en primer lugar un alto el fuego «definitivo» y una «retirada completa y total» de las fuerzas israelíes de Gaza, según afirma. Lo que Israel rechaza.
Estas declaraciones de los protagonistas ponen en duda la rápida conclusión de un acuerdo de alto el fuego a pesar de los esfuerzos y llamamientos de la comunidad internacional, especialmente de Estados Unidos, principal aliado de Israel. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo que la suspensión de las relaciones comerciales con Israel, anunciada el jueves, tenía como objetivo «forzar» al país a aceptar un alto el fuego.
Durante una gira por Oriente Medio esta semana, el secretario de Estado, Antony Blinken, pidió a Hamás que aceptara la oferta de tregua. También instó a Israel a abandonar una ofensiva en Rafah, donde hay unos 1,2 millones de palestinos, la mayoría de ellos desplazados por la guerra. La ONU y muchos países dicen que temen por la población civil en caso de un ataque israelí. «Una operación militar a gran escala en Rafah podría conducir a un baño de sangre (…)», afirmó el jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Rafah, situada en la frontera cerrada de Egipto, es el principal paso terrestre de ayuda humanitaria al territorio palestino asediado por Israel desde el 9 de octubre. Una ofensiva sería «un duro golpe a las operaciones humanitarias en toda la Franja de Gaza» porque Rafah «está en el centro de estas operaciones», advirtió la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU.