Es raro que un diputado, especialmente cuando es mayoría, rompa el silencio sobre los vínculos entre política y drogas. Mientras que el asunto Joël Guerriau, que lleva el nombre del senador acusado de haber drogado a la parlamentaria del MoDem Sandrine Josso con vistas a una agresión sexual en su domicilio a mediados de noviembre, sacudió a la clase política, la electa Caroline January del Renaissance du Loiret decidió tomar la iniciativa. toro por los cuernos. En una confidencia a Paris Match, publicada este jueves, afirma: “Hay noches en las que circula droga”. “Como hay cenas o finales de sesiones parlamentarias donde hay un consumo excesivo de alcohol”, relata.

Si Sandrine Josso “tiene un gran coraje para hablar”, considera Caroline Janvier, “hay que analizar también este fenómeno como un sistema, sin disculpar nada”. Para alguien que es parlamentario desde 2017, “la política produce comportamientos desviados”. Esta es una manera para ella de describir las actitudes que ha observado en los últimos años en el Palacio Borbón. Abusos que “ocurren más durante las sesiones nocturnas, al regresar de cenas en las que hubo alcohol”, afirma este ex consultor del sector médico-social. “En la sede de la Asamblea se propuso no servir más alcohol en el bar, pero permaneció allí”, lamenta también el diputado macronista.

Con el ritmo de trabajo impuesto por la política, Caroline Janvier había empezado a beber, a veces, varios vasos al día. Desde entonces dejó de hacerlo. “Hago el vínculo con las sesiones nocturnas, que no tienen sentido, con el ritmo de vida, la presión de la agenda, de los medios con los que no tenemos derecho a equivocarnos”, dice Vale. Y para presentar el dilema que enfrentan muchos funcionarios electos: “O tienes un estilo de vida excelente o tomas algo que te ayude a seguir adelante”.

Porque la diputada Renacimiento no se queda ahí e indica que “también existen prácticas adictivas entre los ministros”. “Que el que tire la primera piedra se ponga en su lugar durante una semana. Tienen un nivel de presión inimaginable”, explica el funcionario electo. Que “intercambia con determinadas personas”, sin tener para ellas “ningún juicio sino empatía”. Negándose a “desacreditar” a estas figuras del gobierno, desea denunciar que “los excesos son síntoma de un compromiso excesivo”.