Tras casi tres días de propagación incontrolable de las llamas, los bomberos notaron algunas mejoras el viernes 18 de agosto en la isla de Tenerife, donde 4000 hectáreas fueron arrasadas por el incendio «más complejo» de las últimas cuatro décadas para el archipiélago español de Canarias.
A mediodía, las autoridades notaron «una evolución favorable» en el frente principal del incendio, dijo durante una conferencia de prensa Montserrat Román, jefa del departamento de protección civil del archipiélago, ubicado en frente a la costa occidental de África.
Este incendio forestal, que comenzó la noche del martes, quemó aproximadamente 3.800 hectáreas en un perímetro de 42 kilómetros, según el último reporte, movilizando a más de 250 bomberos, 17 aeronaves, pero también a más de 200 miembros de la unidad militar del Ministerio. de Defensa (UME), que interviene en los incendios más graves de España.
“Esta noche, el fuego y el clima se comportaron con normalidad. Las dos noches anteriores habíamos observado vientos, temperaturas e incluso comportamientos del fuego bastante inusuales”, acogió el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, durante una rueda de prensa en la mañana de este viernes.
El fuego, insistió, “se comportó durante la noche de forma más normal”, habiendo complicado las condiciones meteorológicas extremas las operaciones de los bomberos, pero también de los reconocimientos aéreos.
La mejora de la situación al mediodía permitió desconfinar el entorno de La Esperanza, localidad situada cerca del flanco norte del incendio, donde se concentran los esfuerzos de los bomberos. Unas 4.500 personas han sido evacuadas desde el estallido del incendio y cerca de 1.700 permanecen confinadas el viernes, frente a las 4.000 unas horas antes, según un informe actualizado a mediodía por Montserrat Román.
Cruz Roja ha instalado catres en un gimnasio de la localidad de La Orotava para acoger a los desplazados, apunta un fotógrafo de la AFP. En el exterior, los animales también fueron recogidos por asociaciones. El Parque Nacional del Teide, popular entre los turistas, ha estado cerrado desde el jueves por la noche.
La nube de humo, visible en las imágenes de satélite, superó la cumbre del Teide, volcán que domina la isla y el punto más alto de España con sus 3.715 metros de altitud, mientras que los focos principales del incendio se sitúan en colinas boscosas a unos veinte kilómetros más abajo, cerca de varios pueblos. Desde el mar, secciones enteras de la selva quedan ocultas por espesas nubes de humo que los vientos no logran disipar, señaló un periodista de AFPTV.
La isla ha experimentado incendios más grandes en términos de área quemada, especialmente en 2007, pero las condiciones climáticas y la topografía de este hicieron que Fernando Clavijo dijera el jueves que el archipiélago enfrentaba su «incendio más complicado en 40 años». El incendio creó «sus propias condiciones climáticas», según las autoridades, con una nube de humo de varios kilómetros de altura.
«Recuperamos algo de humedad en el aire el jueves por la noche, pero sabemos que a partir de hoy volverá a bajar», en particular por el aumento de las temperaturas, dijo el viernes por la mañana la meteoróloga Vicky Palma. El fuego se produce entre dos olas de calor en la isla, que tiene muchas zonas secas, lo que aumenta el riesgo de incendios forestales.
Según los científicos, los fenómenos meteorológicos extremos se han intensificado debido al calentamiento global. Por lo tanto, es probable que las olas de calor sean más frecuentes e intensas, y su impacto más generalizado. En 2022, 300.000 hectáreas fueron destruidas por más de 500 incendios en España, récord en Europa, según el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (Effis). Más de 75.000 hectáreas ya se han quemado en 2023 en este país, en primera línea frente al calentamiento global.