Un discurso arrollador que lucha por convencer. Después del largo discurso del presidente en la Sorbona, en el que presentó la larga lista de sus ambiciones para el futuro de la UE con el fin de avanzar hacia una “Europa-potencia”, las reacciones europeas ya deberían haber reaccionado.
Lejos del discurso fundacional de la “Sorbona 1” de septiembre de 2017, la historia contada por el presidente se parece más a una evaluación de los progresos realizados por Francia que a una visión revolucionaria de Europa. Por ejemplo, la “fuerza de intervención” europea de 5.000 hombres que pidió Emmanuel Macron ha sido objeto de debate desde la cumbre de Helsinki en… 1999. Al final del discurso, las reacciones en las distintas capitales seguían siendo dispersas y bastante tibias.
En las embajadas, este desinterés se justifica por la sensación de que esta intervención estaba destinada principalmente «a los franceses» con «connotaciones electoralistas» en el contexto del inicio de la campaña. En un tuit publicado en X a media tarde, el canciller alemán Olaf Scholz dijo que el discurso del presidente francés contenía «buenos impulsos». “Francia y Alemania juntas quieren que Europa siga siendo fuerte. (…) Juntos hacemos avanzar a Europa: política y económicamente”, escribió.
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En su discurso, el presidente francés parece haber dado un paso hacia su homólogo alemán. Emmanuel Macron se mostró así abierto a la idea de una defensa antimisiles para Europa. “¿Deberíamos necesitar un escudo antimisiles? Quizás…”, admitió, en un cambio de posición respecto al proyecto alemán European Sky Shield Initiative (ESSI), que había despertado fuertes reticencias por parte de París.
En Bruselas, sin embargo, varias embajadas informan de las «expectativas limitadas» que representaba este discurso, con «menos atención europea generalizada». «No hay grandes sorpresas, es sobre todo la confirmación de una línea que ya hemos empezado a tomar», afirma un diplomático. Otro apunta a “posiciones francesas bastante tradicionales en materia de industria, defensa y comercio, pero que dudamos que sean objeto de un verdadero consenso europeo”.
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De hecho, con Emmanuel Macron, Francia se ha posicionado como líder de una nueva política europea, que aboga por una mayor seguridad y soberanía, yendo en contra del discurso a veces más atlantista de algunos otros Estados miembros. La cuestión nuclear la ha enfrentado durante mucho tiempo con Alemania, y su obstinado discurso sobre un nuevo préstamo europeo no es aprobado en varias capitales del norte, entre los llamados países “frugales”. “Habiendo analizado que hay que cambiar muchas cosas, creo que todos pueden estar de acuerdo”, explica un diplomático europeo. Pero es la forma de las sugerencias la que está más sujeta a debate.
Los espectadores más atentos al discurso habrán observado, sin embargo, que, si el Presidente francés elogió una Europa que supo reaccionar y afrontar los desafíos que se le plantearon en los últimos años, ni una sola vez el nombre del Presidente de la Comisión, Ursula von der Leyen, no fue mencionada por el Jefe de Estado. Sin embargo, está haciendo campaña por su propia sucesión, aunque informaciones recientes revelan nuevas negociaciones entre París y Roma para encontrar una alternativa.